Los planes de adquisiciones de Novartis aceleran la invasión europea en las biotecnológicas de EE UU
El grupo suizo estudia una opa sobre Avidity, valorada en 5.000 millones. Sanofi, Roche, Merck KGaA y GSK han anunciado compras multimillonarias


Las farmacéuticas europeas vuelven a salir de compras en EE UU, pese a la crisis arancelaria provocada por Donald Trump. Detrás de esta estrategia, la búsqueda de nuevos tratamientos médicos para el futuro. En este contexto, las acciones de Avidity Biosciences subieron este miércoles un 26% ante la posible opa del gigante farmacéutico suizo Novartis. Según Financial Times, el grupo helvético se ha puesto en contacto con la empresa biotecnológica especializada en enfermedades raras para una posible adquisición. Los títulos de Avidity acumulan una revalorización anual de un 55%, que han llevado la capitalización bursátil de la empresa por encima de los 5.800 millones de dólares (casi 5.000 millones de euros).
En principio, Novartis ha estado evaluando una oferta por Avidity y ha comunicado su interés en una adquisición en las últimas semanas. Al mismo tiempo, Avidity está trabajando con asesores para evaluar sus opciones ante el interés de Novartis.
Las conversaciones se encuentran en una fase inicial y no hay garantía de que se materialice un acuerdo, si bien los inversores han dirigido sus miradas hacia esa operación y otras firmas del sector. De hecho, las especulaciones sobre Avidity también impulsaron a las acciones de Dyne Therapeutics, una empresa que opera en un sector similar, que también subieron un 10% en la sesión del miércoles.
Novartis ha estado reestructurando activamente su cartera de productos durante los últimos años, centrándose en áreas de alto crecimiento, como las enfermedades raras. La adquisición de Avidity se alinearía con esta estrategia, reforzando la posición del gigante suizo en el mercado de tratamiento de enfermedades raras.
La operación sería un movimiento más en la ofensiva de grandes farmacéuticas europeas en la compra de biotecnológicas y farmacéuticas de EE UU, que se ha acelerado en los últimos meses. La propia Novartis anunció la pasada primavera la compra de Regulus Therapeutics, que tiene su sede en San Francisco, por 1.700 millones de dólares. Esta firma californiana está especializada en el desarrollo de terapias con microARN. Su principal activo es Farabursen, un posible oligonucleótido de próxima generación, primero en su clase, para el tratamiento de la enfermedad renal poliquística autosómica dominante. En febrero, comunicó la compra de Anthos Therapeutics, con sede en Boston, por 3.100 millones de dólares, especializada en los tratamientos cardiovasculares.
A su vez, entre otras transacciones, Sanofi anunció a principios de junio la compra de la estadounidense Blueprint Medicines, para ampliar su cartera de tratamientos en enfermedades raras y añadir una línea de productos para atender las fases iniciales en inmunología. La transacción estaba valorada en 9.100 millones de dólares (casi 7.800 millones de euros). Con anterioridad, a mediados de mayo, Sanofi hizo público un acuerdo para la adquisición de Vigil Neuroscience, una compañía de biotecnología en fase clínica centrada en el desarrollo de nuevas terapias para enfermedades neurodegenerativas, por 470 millones de dólares.
En el mes de abril, la alemana Merck KGaA también anunció la adquisición de la biofarmacéutica estadounidense SpringWorks Therapeutic, en una transacción con un valor de empresa de 3.400 millones de dólares (unos 2.920 millones de euros). Con la transacción, Merck, dirigida por la española Belén Garijo, buscaba reforzar su posición en el segmento de los tratamientos para el cáncer y enfermedades raras.
En la misma línea, a principios de año, GSK cerró un acuerdo para la adquisición de IDRx, con sede en Boston, por 1.150 millones de dólares. La farmacéutica británica trataba de reforzar su posición en los tratamientos de tumores gastrointestinales.
A finales de diciembre, Roche anunció un acuerdo para comprar Poseida Therapeutics, una empresa biofarmacéutica con sede en San Diego, centrada en el desarrollo clínico que avanza en terapias celulares alogénicas diferenciadas y medicamentos genéticos con la capacidad de curar, por 1.500 millones de dólares. La compañía, en un guiño a la administración Trump, anunció en abril sus planes para invertir 50.000 millones en EE UU en los próximos cinco años. Una cifra de inversiones igualada por AstraZeneca, según anunció esta compañía hace pocas semanas.
En sentido contrario, la estadounidense Merck anunció a principios de julio un acuerdo para adquirir la biotecnológica británica Verona Pharma, especializada en dolencias respiratorias, por un importe cercano a 10.000 millones de dólares. Con la transacción, el grupo norteamericano busca cubrirse ante la pérdida de patentes en estos tratamientos en los próximos años.
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