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Exlíderes mundiales alertan de que la desigualdad entre países está “desbocada” y piden medidas para combatirla

En una carta publicada antes del comienzo de la 4ª Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU, antiguos mandatarios reclaman la necesidad de reforzar la cooperación internacional

El expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero, durante un acto en Madrid.
Gorka R. Pérez

El estrés económico que afecta al mundo tiene como efecto secundario inmediato el auge del unilateralismo y de la desigualdad, como síntomas primarios del proteccionismo nacionalista por encima del bien común. Prácticas dirigidas a potenciar (aún más) a gigantes como Estados Unidos, que de nuevo en manos de Donald Trump se vale de políticas aislacionistas de corte acosador, y que vertebra a partir de la amenaza de imponer aranceles. Esta defensa patria que tiende a la expansión es observada como una suerte de “unilateralismo rígido” que 40 antiguos jefes de Estado y Gobierno critican abiertamente en una carta conjunta que han publicado en vísperas de la 4ª Conferencia Internacional sobre la Financiación para el Desarrollo que tendrá lugar entre el 30 de junio y el 3 de julio en Sevilla.

En la misiva, los exlíderes mundiales alertan de que “la volatilidad domina el mundo de hoy”, y que “la desigualdad se desboca entre naciones”. Todo ello por la existencia de una “crisis en la cooperación multilateral en la financiación de los bienes públicos globales y la ayuda al desarrollo”, que está agravando “los desafíos ya crecientes de la pobreza, la mala salud, el analfabetismo y el colapso medioambiental”.

Así, los exmandatarios consideran que 2025 “es un año de disrupciones definitorias de época”, pero también un momento en el que “rehacer nuestro mundo”. Esta recomposición, en su opinión, debe pasar por aplicar soluciones globales, como impulsar conjuntamente la financiación de los bienes públicos, la condonación de la deuda de los países más pobres, y una cooperación fiscal internacional. “Necesitamos impuestos mínimos globales sobre los beneficios de las multinacionales, para garantizar que paguen su parte justa en todos los países donde operan”, señalan en la carta. “Además, la financiación debe incluir la transferencia de Derechos Especiales de Giro y el uso de garantías financieras innovadoras, junto con préstamos y subvenciones”, recalcan.

En esta línea, los líderes reclaman una “reforma ambiciosa” para “nuestra nueva realidad multipolar”, y advierten de que entidades globales como el FMI “no son sagradas”, y que esta debe “desempeñar el papel estratégico que puede, ayudando al desarrollo sostenible de las naciones en lugar de imponer una austeridad asfixiante que lo socava”. Especialmente en un momento en el que el despegue de la inteligencia artificial es observado como una palanca histórica para el cambio. “Se necesita una reforma de las reglas de propiedad intelectual, que pueden tener costos humanos devastadores, como se vio en la desigualdad en el acceso a vacunas durante la pandemia de la covid”, alerta el texto.

La radiografía que realizan los antiguos mandatarios de la situación actual alimenta la urgencia en la toma de decisiones, puesto que, según advierten, en la próxima década “podrían surgir trillonarios”, al tiempo que “3.300 millones de personas viven en países que gastan más en el pago de intereses de su deuda soberana que en educación o salud”.

La extensión del unilateralismo a lo largo del globo, esto es, que cada país tome decisiones económicas de forma independiente, sin consultar ni coordinarse con otros o con organismos multilaterales (como la OMC, el FMI o la ONU), es, en opinión de los firmantes, la puerta de entrada para que “el orden basado en las normas” ceda el paso “a uno basado en la fuerza”.

Esta carta está impulsada por el Club de Madrid ―con el apoyo de Oxfam y de People’s Medicines Alliance― que reúne al mayor foro mundial de expresidentes y ex primeros ministros elegidos democráticamente, y entre los que se encuentran el ex primer ministro británico Gordon Brown, la ex primera ministra de Nueva Zelanda Helen Clark, el expresidente de España José Luis Rodríguez Zapatero, el expresidente de Costa Rica Carlos Alvarado, la ex primera ministra de Senegal Aminata Touré, la ex primera ministra de Finlandia Sanna Marin y los ganadores del Premio Nobel de la Paz José Ramos-Horta, actual presidente de Timor Oriental, y Óscar Arias, expresidente de Costa Rica.

“Gobernar es elegir, y los dirigentes actuales se encuentran ante una clara disyuntiva: o nos dejamos sobrepasar por la crisis o damos un paso adelante para afrontar el desafío del aumento vertiginoso de la desigualdad”, ha señalado Zapatero. “No se puede negar que esto significa hacer frente al aumento de una desigualdad que socava sociedades, regiones enteras del mundo y la propia democracia”, ha añadido. El expresidente español adelanta que en el foro de Sevilla, “seremos testigo de cómo diferentes países se reúnen en busca de una solidaridad mundial, en lugar del unilateralismo agresivo. Pero no basta con tener buena intención: lo que necesitamos ahora es acción y un compromiso real con la creación de una economía que responda a las necesidades de los trabajadores, vivan donde vivan”, concluye.

Los líderes sostienen que “es posible lograr un cambio radical” y confían en que “podrían dedicarse billones de dólares a la financiación del desarrollo, pero una parte excesiva de los fondos públicos acaba en manos privadas”.

En ese sentido, piden un modelo de “financiación que tenga impacto en la reducción de la desigualdad» y contemple, entre otras cosas, una cooperación fiscal efectiva en la tributación de los individuos de altos patrimonios, así como sobre los beneficios de las multinacionales allí donde realmente operen, además de una «condonación coordinada de la deuda en el espíritu del Jubileo" y una reforma de la arquitectura financiera para evitar que vuelvan a desarrollarse deudas insostenibles.

Obligación moral

Uno de los factores que agrava (y justifica) esta degradación de la solidaridad entre países, es el carácter “desfasado” del modelo económico mundial, que fue creado en un momento que ya no comparte ningún rasgo en común con el actual. “El sistema económico actual, diseñado en 1944 en Bretton Woods por países ricos en una época en la que buena parte del mundo aún seguía marcada por el colonialismo, ha quedado desfasado”, señalan.

Los líderes firmantes, que ven tanto la Conferencia Internacional de Sevilla, como la próxima cumbre del G20 en Sudáfrica y la COP30 de Brasil como una oportunidad para “afianzar esta nueva estrategia”, refrendan que “colaborar no es una mera obligación moral: es un interés común por lo que ahora es un mundo más multipolar”. Al tiempo que concluyen asegurando a los actuales líderes mundiales a los que se dirigen que “disfrutarán de nuestro apoyo y del de los ciudadanos de todos los países”.

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Sobre la firma

Gorka R. Pérez
Es redactor de la sección de Economía y está especializado en temas laborales. Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Antes trabajó en Cadena Ser. Es licenciado en Periodismo por la Universidad del País Vasco y Máster en Información Económica de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo.
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