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Miles de personas se echan a la calle en varias ciudades de España contra la “turistificación”

Diversas asociaciones convocan manifestaciones en Palma de Mallorca, San Sebastián, Barcelona o Granada para protestar por los efectos de la llegada masiva de visitantes

Decenas de persona en la manifestación contra la 'turistificación' de San Sebastián, este domingo

Ciudadanos de una quincena de ciudades europeas han protestaron este domingo contra la masificación turística. En España —que en 2024 recibió 94 millones de visitantes, un 10% más con respecto a 2023—, centenares de personas han tomado las calles de varias ciudades como Barcelona, Granada, San Sebastián o Palma de Mallorca, en esta última donde se ha registrado el mayor número de asistentes, para reclamar el “decrecimiento turístico” y denunciar que el recibimiento masivo de turistas echa a los vecinos de los barrios y aumenta el precio de las viviendas.

Miles de personas han desafiado el aviso naranja por temperaturas de hasta 39 grados en Palma de Mallorca para marchar contra el turismo masivo. La convocatoria, capitalizada en Baleares por la plataforma Menys Turisme Més Vida, ha congregado a 8.000 ciudadanos, según la Policía Nacional, hastiados de las consecuencias del turismo descontrolado que satura el archipiélago, sobre todo, los meses de la temporada alta. “Estamos aquí para tener una vida digna, para detener la turistificación de las ciudades y para poner límites”, ha denunciado Jaume Pujol, el joven de 17 años portavoz de la plataforma, quien ha recordado que los mallorquines se han echado a la calle menos de un año después de la anterior manifestación contra la saturación de las islas.

La marcha ha arrancado a las seis de la tarde de la turística plaza de España bajo el lema “Por el derecho a una vida digna” y ha transcurrido por las principales arterias del casco antiguo de la ciudad, pasando por terrazas y bares repletos de turistas. Con una pancarta en la que rezaba: “Queremos vivir en nuestra casa”, se manifestaba Teresa, de 50 años, que ha salido a la calle porque no quiere que lleguen tantos turistas “sin control”. “Tanta gente de golpe en una isla saturada y con recursos finitos hace que no podamos vivir”, lamenta.

Grupos de jóvenes con pancartas en las que se podía leer: “Baleares en venta, teléfono PP y Vox” o “vuestra riqueza es nuestra miseria”, han marchado gritando proclamas en favor del derecho también a una vivienda. Es el caso de Nùria y Aina, de 17 años, que denunciaban que los mallorquines no pueden disfrutar de las playas y paisajes. “Tampoco de nuestra lengua, los extranjeros llegan y montan sus negocios y directamente solo quieren hablar en alemán o en inglés, este turismo trae una pérdida de cultura”, apuntaba Aina.

Distintas entidades sociales, como la plataforma de Afectados por la Hipoteca, el Banc des Temps de Sencelles o el grupo ecologista GOB se han sumado a la marcha. Para Lucas, de 22 años, una de las consecuencias derivadas del turismo masivo es la subida del precio de la vivienda. “La situación es insostenible, la clase obrera se quiere independizar y no se puede, un alquiler mínimo está por mil euros y son estudios que no tienen ni habitación” denuncia. Para Blanca, de 20 años, el turismo dificulta la vida cotidiana en el transporte público o en la playa, donde no puedes moverte sin tener alguien al lado. “Esto no se sostiene”, lamenta.

Dos jóvenes con cárteles contra el turismo masivo en la manifestación de este domingo en Palma de Mallorca.

En San Sebastián, medio centenar de asociaciones también han llevado este domingo a las calles su malestar por la “emergencia habitacional” que sufre la ciudad a causa de la proliferación de pisos turísticos, el aumento de segundas viviendas y el auge del alquiler turístico. Alrededor de 300 personas han participado en una manifestación bajo el lema en euskera “Queremos vivir aquí. Stop turistificación”.

Los manifestantes, entre los que se encontraban representantes de EH Bildu y de Elkarrekin Podemos —el resto de formaciones políticas no se han sumado a esta protesta—, se han reunido junto a la zona conocida como los relojes de La Concha, uno de los encuadres fotográficos preferidos de los turistas. Este mediodía, cuando la marcha partía hacia las calles del centro de la ciudad y después se adentraba en la Parte Vieja, varios visitantes paseaban precisamente por el paseo de la playa principal de la ciudad bajo un suave sirimiri. “Donostia no está en venta”, “fondos buitre, fuera”, “la vivienda es un derecho, no un negocio”, “el turismo mata la ciudad”, han sido algunos de los eslóganes que han gritado los manifestantes.

San Sebastián atrajo en 2024 a algo más de un millón de visitantes, un 7,2% más que un año antes. El turismo es uno de los músculos principales de la economía donostiarra. Representa el 13,9% del PIB de la ciudad y genera unos 15.000 puestos de trabajo, según datos de la oficina municipal San Sebastián Turismo. Sin embargo, cada vez es mayor la preocupación entre sus vecinos por los efectos que está provocando la turistificación. Según un estudio elaborado el año pasado por la universidad pública EHU, financiado por el Ayuntamiento y el Gobierno vasco, el 82% de los consultados consideraba que el número de turistas es “excesivo o muy excesivo”.

Los organizadores han reclamado un “decrecimiento turístico” mediante “la erradicación de los pisos turísticos” y han instado a las instituciones “políticas efectivas y valientes” que permitan realizar “una transición hacia otro modelo económico de la ciudad”, ha defendido Eihar Egaña, uno de los portavoces de Bizilagunekin (Con los vecinos, en su traducción al castellano). En San Sebastián hay 1.374 viviendas con licencia municipal para operar como piso turístico (suponen el 1,4% del parque residencial total), según datos oficiales.

La protesta, única celebrada en el País Vasco, se ha adherido al llamamiento de la red SET contra la turistificación en ciudades del sur de Europa. “No más hoteles” y “Airbnb, fuera” han otro de los mensajes lanzados por los manifestantes. San Sebastián ha sido declarada el pasado mes de mayo como zona tensionada por el Gobierno vasco. El consistorio ha puesto en marcha medidas para acotar el fenómeno del turismo descontrolado. En 2023 decidió suspender la concesión de licencias para hoteles y viviendas de uso turístico, un acuerdo que recientemente ha sido declarado nulo por el Tribunal Superior de Justicia vasco y que el gobierno local pretende recurrir.

La concentración pretendía, según indican los organizadores en un escrito, alertar de los riesgos de la escalada turística en esta ciudad con proyectos como el metro que se está construyendo, los centros comerciales o la nueva sede de Basque Culinary Centre: “La turistificación está cambiando la propia configuración del espacio urbano, transformando calles y plazas según la lógica del consumo”. “También impacta negativamente en nuestro carácter colectivo, nuestra cultura y el euskera. Aumenta la exclusión y los desequilibrios económicos, siendo mujeres, migrados y jóvenes quienes sufren las peores consecuencias de la precariedad de los trabajos turísticos”, añaden los promotores de esta iniciativa.

Ampliación de El Prat, salarios y protección del barrio

“El turismo nos roba pan, techo y futuro”, ha sido lo que han coreado las alrededor de 600 personas, según el recuento de la Guardia Urbana, que han acudido a la convocatoria de Asamblea de Barrios por el Decrecimiento Turístico (ABDT) en Barcelona. La protesta comenzaba poco después de las 12.00 del mediodía con una pancarta también apelaba al “decrecimiento turístico ya”, según informa Alfonso L. Congostrina.

Se trata de la segunda manifestación contra el turismo masivo en la ciudad condal. En julio de 2024 tuvo lugar la primera y tuvo repercusión internacional, después de que varios medios de comunicación recogieran el uso de pistolas de agua por parte de los manifestantes contra turistas. Este domingo han repetido esta acción y también se han dirigido a escaparate de la la tienda de la marca de lujo Louis Vuitton, ante la que una activista ha leído un manifiesto recordando el desfile que la marca de lujo protagonizó, el año pasado, en el Park Güell. También se han lanzado bombas de humo e, incluso, algunos han realizado pintadas en favor de Palestina en la fachada del negocio.

Manifestantes usan pistolas de agua contra turistas que observan la manifestación desde el interior de un hotel.

Durante la protesta, que no ha llegado a las inmediaciones de la Sagrada Familia por impedimentos de los Mossos d’Esquadra, ha habido diferentes denuncias o enfrentamientos con trabajadores de hoteles, pero ha acabado sin incidentes importantes. Además, también se han proferido cánticos contra el reciente anuncio del proyecto de ampliación del aeropuerto de El Prat, se ha ido deteniendo a las puertas de edificios turísticos y hostel.

Poco antes de que comenzara la manifestación, Dani Pardo, de ABDT, ha asegurado que 120 colectivos estaban adheridos a la protesta en la capital catalana y que la base de la protesta se basa en la afectación del “monocultivo turístico” en “el trabajo, la vivienda y el planeta”. “El salario medio de los trabajadores del turismo es 60% inferior a la media de la ciudad”, ha denunciado, al tiempo que ha lamentado que el sur de Europa se haya convertido en “el patio de las vacaciones” de millones de visitantes.

Por último, unas 300 personas se han concentrado en Granada en el emblemático Mirador de San Nicolás, portando pancartas y camisetas con lemas como “calle sin vecinos”, “somos barrio”, “más residentes, menos clientes” o “more vecinas, less turistas”. El portavoz de Albayzín Habitable (plataforma que ha hecho la convocatoria), César Rodríguez, ha señalado a la agencia EFE, ha denunciado un modelo turístico “depredador” que está expulsando a los vecinos del barrio El Albaicín, declarado Patrimonio de la Humanidad de la Unesco.

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