El Gobierno de Portugal se opone a la compra de Novo Banco por Caixabank
La entidad catalana podría tener interés en la adquisición del banco luso que está en manos del fondo Lone Star


Portugal tendrá este jueves un nuevo Gobierno, pero su posición respecto al aumento de la presencia española en el sector financiero del país no parece que vaya a cambiar, teniendo en cuenta el continuismo de las principales carteras. El refuerzo de la posición de Caixabank, interesada en la adquisición del Novo Banco, es visto con recelos entre el equipo del primer ministro, Luís Montenegro, que habría trasladado esta posición tanto al Gobierno español como a los gestores de la entidad catalana, según ha publicado el Diário de Notícias.
El Gobierno luso habría expresado su “desagrado” ante una potencial compra española del Novo Banco, la entidad resultante de la liquidación del Banco Espírito Santo tras la implosión del todopoderoso grupo empresarial, tanto al ministro español de Economía, Carlos Cuerpo, como al propio CEO de CaixaBank, Gonzalo Gortázar.
Es un paso más en la oposición oficial al aumento de presencia española en el sector financiero portugués, después de las declaraciones realizadas por el ministro de Finanzas, Joaquim Miranda Sarmiento. “La banca española representa hoy un tercio del mercado bancario portugués, tal vez un poco más. Creo que, por una cuestión de concentración y de dependencia, ese valor no debería aumentar”, afirmó en una entrevista a la televisión pública RTP.
En Portugal operan, además de CaixaBank, que adquirió el BPI en 2018, el Banco Santander, con presencia en el mercado luso desde 1988 que fue creciendo hasta convertirse en la principal entidad privada del país tras varias compras y fusiones, y Abanca, que se convirtió en la séptima del país tras la compra en 2024 de Eurobic a la empresaria angolana Isabel dos Santos. La Caixa Geral de Depósitos (CGD), de propiedad pública, es la principal entidad del país.
A cambio de una inyección de mil millones de euros, el 75% del Novo Banco fue adquirido por el fondo estadounidense Lone Star en octubre de 2017, tres años después de la liquidación del Banco Espírito Santo. El porcentaje restante siguió en manos del Fondo de Resolución, que recibió un préstamo de 3.900 millones del Estado para el capital social de la nueva entidad. La entidad fue creada por el Banco de Portugal para rescatar los activos sanos del fallido Banco Espírito Santo.
La caída del BES dejó un copioso legado de perjudicados: hay 2.000 damnificados reconocidos con el estatuto de víctimas en el proceso judicial que exigen ser indemnizados. En el juicio, que está celebrándose en Lisboa, están acusadas 18 antiguos gestores, incluido su antiguo presidente, Ricardo Salgado, considerado por los fiscales el cerebro de una red creada para desviar fondos para lucros individuales y realizar otras actividades irregulares para ocultar el deterioro de la situación económica del BES, causando unas pérdidas que rondaron los 18.000 millones de euros.
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