Ir al contenido
_
_
_
_

Los ganadores de la puja ‘cripto’ de Trump se cobran su premio: cena con el presidente entre acusaciones de “corrupción”

Los 220 inversores anónimos, muchos extranjeros, ‘compraron’ su acceso al líder de Estados Unidos, cuya familia ha obtenido unos 148 millones de beneficio por el evento

Activistas reunidos a las puerta del club de golf en el que se celebró la cena de inversores en el 'memecoin' de Trump.
Iker Seisdedos

El “exclusivo” club de las 220 personas que más dinero invirtieron en la criptomoneda de Donald Trump en un concurso lanzado por él mismo se citaron este jueves para cobrar su recompensa: cenar con el presidente de Estados Unidos en el club de golf que este tiene en Potomac Falls, cerca de Washington. Parece realmente difícil construir una frase que supere en conflictos de interés a la anterior, pero hay más: en esa lista, tanto en la general, como en la de los 25 primeros, que recibieron el premio adicional de un tour VIP por la Casa Blanca, predominan los inversores extranjeros, pese a que la ley prohíbe a los no estadounidenses aportar dinero a las campañas políticas.

Los invitados al evento lograron su entrada a base de comprar unidades de $TRUMP, memecoin que, como todas las memecoins, carece de valor intrínseco y de activos que la respalden más allá del precio que otros estén dispuestos a pagar. Por eso, es normal que tengan un arranque fulgurante y luego se hundan sin remedio para, por el camino, enriquecer a unos pocos a costa de inversores desavisados.

$TRUMP no fue una excepción a esa regla. Al menos, hasta que el presidente de Estados Unidos anunció el concurso que se ha resuelto este jueves. Entonces, demostró que valía para dos cosas: comprar un acceso privilegiado al político más poderoso del planeta y enriquecer a su familia, a la que ha proporcionado ingresos por valor de más de 148 millones de dólares. Cuando la puja se abrió el pasado mes de abril, las promesas de la cena y la recepción en la Casa Blanca para los 25 más generosos bastaron para que la cotización de la pseudomoneda, lanzada por Trump tres días antes de su toma de posesión, se disparara un 50%.

Debido a que las billeteras de criptomonedas se ocultan bajo seudónimo, de la mayoría de los participantes del concurso solo constan sus nombres de usuarios: tres o cuatro letras asociadas a direcciones encriptadas. Sí se sabe que muchos de los ganadores, algo más de la mitad, están vinculados a plataformas de intercambio internacionales, según la firma de análisis de blockchain Inca Digital. Un análisis de Bloomberg reveló que 19 de las billeteras del top 25 son propiedad de personas que operan fuera de Estados Unidos, así que todos esos inversores extranjeros gozaron de una oportunidad extraordinaria de influir directamente en el presidente de la primera potencia mundial.

Este avisó por la tarde, en un mensaje en su red social, Truth, que se hallaba de camino a la cena, y añadió que “Estados Unidos domina el mercado de criptomonedas, Bitcoin, etc., ¡y vamos a seguir así!“. A la puerta de su club de golf lo esperaba un grupo de manifestantes con carteles con mensajes como ”[Esta es] la gala de la estafa" o “Nadie está por encima de la ley".

La identidad del mayor inversor sí ha trascendido. Se trata, según confirmó él mismo en sus redes sociales tras semanas de especulación, del milmillonario chino Justin Sun. Compró aproximadamente 23 millones de dólares del activo $TRUMP.

Sun es un empresario de 34 años y tenía la entrada prohibida a Estados Unidos hasta la vuelta de Trump a la Casa Blanca en enero pasado, dado que su empresa, llamada Tron, ha dado cobijo a organizaciones criminales para mover sus fondos gracias al endiablado sistema cripto. Según informa The Wall Street Journal, en cierta ocasión llegó a rechazar un viaje al espacio con la empresa Blue Origin, de Jeff Bezos, por temor a ser detenido y pese a que había pagado 28 millones de dólares por el pasaje.

Trump, a su regreso a la Casa Blanca, tras la cena en su club privado de golf, este jueves.

Es un viejo conocido de los manejos cripto de los Trump. Sun fue de los primeros en apostar en World Liberty Financial, la empresa familiar de criptomonedas. Entonces, compró al menos 75 millones de dólares del token “WLFI”. World Liberty ha lanzado su propia bitcoin tradicional, llamada USD1. La semana pasada se supo que un fondo de inversión de Emiratos Árabes Unidos, adonde Trump hizo el primer viaje de Estado de su presidencia, pagará con USD1 2.000 millones de dólares para adquirir una participación en Binance, la plataforma de intercambio de criptomonedas más grande del mundo.

La cena cripto de Trump se celebró en la misma semana en la que el Senado de Estados Unidos avanzó en la aprobación de una ley para regular las criptomonedas tradicionales (estables, en la jerga, porque están referenciadas al dólar). El jueves, el bitcoin, la más popular de ellas, batió un nuevo récord histórico de cotización al superar los 110.000 dólares, antes de caer ligeramente.

Cambio de idea

“Soy un gran fanático de las criptomonedas”, declaró Trump a los periodistas a bordo del avión presidencial, Air Force One, durante su viaje a Oriente Próximo la semana pasada. “Lo he sido desde el principio, desde la campaña”. En su primero mandato, no pensaba igual. Tampoco, tras dejar la Casa Blanca. En 2021, declaró a Fox que el bitcoin le parecía “una estafa”.

Todo cambió mientras se fueron acercando las últimas elecciones y vio cómo los magnates de criptomonedas estadounidenses empezaron a dar la espalda a Joe Biden para donar a la campaña republicana. En verano, participó en un congreso de criptoinversores en Nashville.

Los demócratas criticaron duramente la cena de este jueves. El senador Chris Murphy (Connecticut) definió el evento horas antes de su inicio como “el acto de mayor corrupción” desde que Trump regresó a Washington. Elizabeth Warren, senadora por Massachusetts, fue más allá, y describió la reunión como “una orgía de corrupción” y acusó a Trump de usar la presidencia “para enriquecerse”.

El de las criptomonedas es solo uno de los múltiples frentes de las sospechas de conflictos de interés del presidente estadounidense, que ha recibido donaciones a través de la pantalla de su biblioteca presidencial de empresas a las que había demandado y de las que ahora amenazaba con vengarse, como Meta o la cadena ABC. También se ha enriquecido con su red social, fuente de referencia para conocer sus cambios de humor, y ha aceptado de Qatar un Boeing 747 valorado en unos 400 millones de dólares que quiere usar como sustituto temporal del Air Force One, mientras su esposa y sus hijos, naturales y políticos, mejoran las perspectivas de sus negocios gracias a su proximidad con el patriarca.

Entre tanto, Washington espera la apertura de un club privado cuyos socios tendrán acceso al entorno del presidente para poder dedicarse tranquilamente y a puerta cerrada al negocio del tráfico de influencias. Es una idea de Donald Trump Jr., se llamará Poder Ejecutivo y costará medio millón ingresar en él.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Iker Seisdedos
Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.
Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_