La pensión media supera los 1.000 euros tras la revalorización del 0,9 %

Por primera vez, la pensión media supera los 1.000 euros. El aumento traído por la revalorización del 0,9% ha sido clave para que se produzca este salto. Ese incremento se decretó entrado enero, por lo que aparece en la estadística de la nómina mensual de febrero y provoca la subida de 996,73 euros al mes a 1.006,85 euros, según el Ministerio de Seguridad Social.

Si se observan los datos por clase de pensión, la media más alta es la de jubilación, 1.156,26 euros. El resto de prestaciones de la Seguridad Social quedan por debajo de ese listón de 1.000 euros. La de incapacidad se sitúa en los 986,3 euros; la de viudedad, en los 722,65; favor de familiares, en 586,03, y orfandad, en 409,63 euros.

La Seguridad Social ha pagado este mes algo más de 9,8 millones de prestaciones y, en total, una nómina de 9.872,32 millones de euros. Esta última cantidad supone un incremento del 3,23% sobre el mismo mes del ejercicio anterior.

Si la nómina conjunta de la Seguridad Social aumenta más de lo que lo hace la revalorización se debe a varios factores. El primero es que aumenta el número de pensiones que paga el instituto público. Esos 9,8 millones de prestaciones que se han pagado en febrero suponen un 1% más que en el mismo mes de 2019.

Otro elemento que provoca el incremento, además de la propia revalorización, es el llamado efecto sustitución: es decir, por sus mejores carreras de cotización, los nuevos pensionistas tienen derecho a prestaciones más altas que quienes fallecen. Y eso presiona al alza sobre la pensión media y sobre el gasto total de la Seguridad Social. Esto se explica fácilmente si se ve que las nuevas pensiones de jubilación llegan a 1.512,79 euros cuando el trabajador procede del régimen general y 1.380,85 euros si se toma el conjunto del sistema. En cambio, las prestaciones de quienes fallecen son 976,6 en el caso de los antiguos asalariados y de 878,5 euros, cuando se analiza la media del sistema.

Por último, hay una buena noticia que añade presión sobre el sistema: el envejecimiento. Los nuevos beneficiarios no solo tienen pagas mayores, además, las reciben durante más tiempo porque viven más. Todos estos fenómenos provocan que la inercia al alza del gasto en las pensiones sea muy difícil de contener.