Joselito Adame destaca por su arrojo

El sol de junio escupía lava. Cualquier plan bajo un techo con aire acondicionado era más seductor que pasar la tarde sentado sobre una piedra. Aun así se cubrió un tercio del aforo en Las Ventas.

El buen sabor de boca dejado por David Mora, que cortó una oreja, el domingo anterior, hizo que se notase en taquilla. A esto hay que sumar una cantidad notable de estudiantes extranjeros, con su pantalón corto, mochila y cerveza en mano, espolvoreados por el tendido, descubriendo el espectáculo que leyeron a Hemingway y contemplando la diferencia entre el fiero animal del que hablaba y el bovino necesitado de muletas que se lidia hoy.

A pesar del cambio de ganadería a última hora, la gente acudió. Según el Twitter del empresario de la plaza fue para garantizar que la corrida pasaba completa el reconocimiento. Ya se sabe el dospuntocerismo también llega a los pilares del taurinismo, creen que así se rejuvenece el tendido. Sirvió de poco porque solo pasaron cinco de la ganadería anunciada y segundo y quinto fueron tan flojos que volvieron al corral. El quinto bis se mantuvo en pie, seguramente, por algún tipo de medida de ahorro decidida a última hora por el presidente. No se tenía en pie, dos pases y con el morro por la arena, cuando no era el lomo del animal.

El tesón de Adame lo llevó a que el toro lo prendiera y lo levantara del suelo

Joselito Adame, torero de buenas formas, variado repertorio y capacidad lidiadora se fue de vacío a pesar de un buen quite y gran arrojo en su primer toro. Su tesón le llevó a atropellar la razón al final de la faena y salir prendido por el toro que lo levantó del suelo y le lanzó una cornada más mientras era zarandeado por los aires. Por suerte, no caló el pitón. El diestro mexicano sufre un puntazo con hematoma en la cara posterior de la pierna derecha y esguince en el pie derecho. Llegó al quinto con una cojera que le ponía en igualdad de condiciones con su oponente. A partir de entonces, el público no salió del enfado con el presidente y la labor de Pepe Moral en el que cerró plaza no tuvo eco. El matador, que de novillero consiguió abrir la Puerta Grande, dejó una buena estocada al tercero de la tarde.

En otras condiciones, Joselillo tendría que haber saludado al término del paseíllo, como corresponde cuando un torero reaparece en la misma plaza en que se llevó una cornada en su anterior actuación. Fuera de feria el escaso núcleo de aficionados perennes no tiene fuerza como para sacar el torero al tercio. El torero, que tuvo una actuación decorosa dada la nula calidad del ganado, no olvidó que Máximo García Padrós estuvo al quite con su bisturí. Tuvo el detalle de brindarle el primer toro.