Mensaje equivocado
La creencia tradicional de que las revoluciones en la época moderna están alimentadas por Internet y los teléfonos móviles se ve desafiada. En Egipto, Vodafone y otras redes de telefonía móvil se han encontrado haciendo de instrumentos del Estado tanto como de instrumentos en favor del pueblo. Usando unos poderes que resultan sorprendentemente corrientes en las licencias de explotación, las autoridades enviaron mensajes de texto generales sin ninguna atribución que posiblemente daban la sensación de que el operador de telecomunicaciones estaba detrás de ellos. Los mensajes a móviles, por ejemplo, instaban a los clientes a enfrentarse a aquellos ciudadanos que eran considerados criminales y traidores, según una página web.
Vodafone se ha movido con rapidez para distanciarse de las transmisiones. Después de que, con anterioridad, se hubiera visto antes obligado a suspender sus servicios, este es otro ejemplo de los desafíos éticos que supone permanecer en el país. Pero sigue costando ver cómo el mundo estará realmente mejor si Vodafone se va, aunque se sienta en peligro.
En un momento en el que la comunicación moderna parece caracterizarse por ser inmediata y sin cables resulta inquietante que nos recuerden que en el fondo el Estado controla las infraestructuras físicas de las que dependen tanto Internet como los aparatos de telefonía móviles. Si bien las revoluciones pueden empezar en Twitter, la tecnología también puede ser un arma en favor del Estado.
Sin embargo, preocuparse demasiado por este extremo sería una equivocación. La decisión de Egipto de la semana pasada de paralizar las redes fue un fracaso e incluso puede haber animado a la gente a echarse a la calle. Muchos de los clientes de Vodafone también tendrán que decidirse en cuanto a los nuevos mensajes. La tecnología puede ser un arma de doble filo, pero el Estado tiene la parte más desafilada. -
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