Las canicas de la risa

Las risas rebotan en la mesa como en un juego de canicas. El periodista Fernando Pérez Monguió ha vuelto a reunir a representantes del humor gaditano en la segunda edición de El duende de Cádiz. La primera cita, un éxito editorial, sentó en la misma mesa a figuras de la gracia, baúles humanos cargados de anécdotas. Ahora se repite la jugada aunque la media de edad de los participantes se ha reducido considerablemente, como una muestra de que hay partida para rato y de que los guardianes de esta guasa tienen herederos garantizados.

Pérez Monguió tuvo la ocurrencia hace dos años de reunir en una mesa de la Venta de Los Tarantos, en San Fernando, a incuestionables personalidades de Cádiz que destacan por ser garantes de la risa. Lo hizo para celebrar la cultura heterodoxa, para homenajear a los que nunca son homenajeados, como una fiesta gastronómica para conservar las esencias de la carcajada gaditana, la que se provoca sin chistes preparados y con mucho desparpajo e improvisación. Así nació El duende de Cádiz. La idea fue tan bien que dos años después ha repetido experiencia aunque con otros invitados.

La sede ha sido otro templo de la cocina isleña, la Venta de Vargas. Hay muchos jóvenes frente a los veteranos de la primera edición. Hay dos cantantes, Lucas, del dúo Andy & Lucas, y David Palomar. Hay talentos multidisciplinares, como Pablo Carbonell y Paz Padilla. Hay representantes del carnaval, como José Luis García Cossío, El Selu, Ana López Segovia, Joaquín Santos Ketama o Emilio Gutiérrez, El Libi, el único que repite. Todo queda resumido en un libro, que incluye una grabación con los mejores momentos, en el que también han colaborado Daniel Aragón, Taite Cortés y el fotógrafo Joaquín Hernández Kiki.

El libro, con prólogo de Jesús Maeso de la Torre, reúne decenas de historias divertidas y anécdotas. No estaba todavía en la estantería de las tiendas cuando al autor ya le sugerían nuevos nombres de invitados. El germen de una posible tercera parte.