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Tentaciones

La zapatilla se suicida

Basta con bajar la mirada en la calle: los colores ya no son lo que eran. El inicio del siglo XXI trajo una eclosión de zapatillas con vocación impresionista, modelos que se regodeaban en su aspecto de lienzo andante, capaces de empachar al más pintado. Quizá fuera la época de vacas gordas o que al personal le apetecía dar el cante, pero la cuestión es que asomarse a las aceras de cualquier gran ciudad era asistir a un explosivo catálogo que retaba los límites de la combinatoria cromática.

El asunto empezó a cambiar en 2007, cuando algunas marcas se dieron cuenta de que la crisis obligaba a tomar medidas: "De repente, el cliente ya no tenía la posibilidad de comprarse tres modelos y debía centrarse en uno solo, pero tenía que servirle para ir a tomar café, a la discoteca y a la oficina. Para cumplir esa función, las zapatillas debían ser mucho más sobrias, menos aparatosas, más funcionales. Ese momento marcó la metamorfosis", nos dice Scott Wilson, uno de los mayores coleccionistas de zapatillas del mundo y gestor de la cadena de calzado escocesa Manifesto.

"Hemos pasado de comprar tres modelos a uno que sirva para ir de clubes y a la oficina"

Así fue como Supra parió las Sky Top (su modelo más emblemático), DCShoes se inventó la Life Collection y Vans desempolvó y barnizó sus modelos más icónicos. Lo más curioso del caso es que estas tres marcas son el sanctasanctórum del mundo del patín, una referencia obligada cuando se habla del sector. "Todos navegamos en la misma dirección: nuestros clientes que en los noventa hacían skate o snowboard ahora buscan seguir fieles al producto que les ha visto crecer, pero necesitan que sea distinto, aunque conservando la esencia de la marca. De ahí nacen líneas que buscan a un cliente más maduro, más evolucionado, que necesita algo más cómodo, sobrio y clásico. No creo que la zapa de toda la vida desaparezca, pero sí que a medida que este modelo más sobrio se imponga, veremos cómo influye en el resto de los consumidores", afirma Javier Corellano en su despacho del Poble Nou barcelonés. Corellano maneja las riendas del departamento de marketing de DCShoes y para ilustrar sus palabras nos enseña varios modelos que ni siquiera incluyen el logo.

Pointer, Gourmet (con acabados a mano), Feit, Etnies (a través de su línea Etnies Plus), Adidas (en sus colaboraciones con James Bond, propietario de la tienda Undefeated, o Ransom, la mítica factoría estadounidense) y Converse son otros impulsores de esta filosofía donde la zapatilla ha mutado hasta convertirse en parte sustancial del vestuario del hombre moderno, ese que sigue amando sus zapas, pero está casado con sus zapatos. Veremos cuánto resiste en su afán bígamo.

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