El aura de Perfectus Detritus
Uno de los episodios más brillantes de Asterix es La cizaña, dominado por un personaje llamado Perfectus Detritus. Ese romano esmirriado y sardónico posee el aura de la discordia; provoca el enfrentamiento entre todos quienes se le acercan y deja tras de sí un reguero de resentemiento. José Mourinho, entrenador del Real Madrid, opera como ese personaje. Como él, siembra la cizaña y, como él, tampoco se hace cargo de los costes. La última fechoría de Mourinho fue insistir en que el entrenador del Sporting, Manuel Preciado, había entregado el partido que jugó contra el Barcelona. Obsérvese como funciona la cizaña: nadie se asombró de que Mourinho acusara a Preciado de cometer un delito (alterar la competición); cuando éste respondió llamando canalla y mal compañero a Mourinho, la prensa adicta al portugués se cebó en los excesos verbales de Preciado; luego se orquestó un caos en el que ya no se distinguen causa y efecto, al provocador del provocado. El aura de Perfectus Detritus obró de nuevo el milagro del desconcierto.
Olviden ahora a Mourinho, al fin y al cabo un subalterno (con un salario impropio de un país en recesión) y fijen su atención en la pedagogía del club que le paga, el Real Madrid. El incendio provocado por su entrenador daba pie a un sencillo ejercicio de elegancia corporativa: guardar un discreto silencio en público y reconvenir en privado al empleado. Pues no. Como en el caso Pepe (el jugador que estuvo a punto de volarle la cabeza a patadas a un jugador del Getafe), los directivos han salido a defender en público al entrenador con el manido argumento de las malas formas de Preciado. En cambio, acusar de fraude a un colega es un ejercicio exquisito de urbanidad.
Si alguien tenía dudas sobre la deshilachada moral deportiva que trasluce el caso, atienda a las declaraciones del directivo Butragueño: "No contratamos a Mourinho para hacer amigos, sino para ganar títulos". Que le paguen un curso de lógica, para que le expliquen que ambos objetivos no son incompatibles. Que le enseñen de paso la diferencia entre causas inmediatas y causas profundas de la historia que expuso Polibio. No sea que en algún campo ocurra algún incidente con su equipo y Butragueño no se explique lo sucedido.
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