Al estilo de Margaret Thatcher
El modo en que Sergio Marchionne maneja a los sindicatos de Italia recuerda a las batallas de Margaret Thatcher en Reino Unido durante los años ochenta. Y el planteamiento de dejarse de tonterías que ha adoptado el consejero delegado de Fiat está funcionando. En unos meses, ha conseguido más flexibilidad laboral en el fabricante de coches de la que ha logrado obtener Italia en años. Marchionne necesita los cambios para que su transformación de Fiat tenga éxito. Otros empresarios italianos deberían seguir su estela.
Marchionne necesita más trabajadores para hacer realidad su propósito de duplicar la producción en Italia de aquí a 2014. Puede ofrecer a los sindicatos puestos de trabajo, pero solo si ellos le garantizan unas buenas relaciones laborales y una productividad mucho más alta. La planta polaca de Fiat produce casi tantos vehículos como sus cinco fábricas italianas, pero con el 30% de la mano de obra. De modo que Marchionne amenaza con trasladar la producción a Europa del Este si no consigue contratos más flexibles.
Una de las fábricas, la de Pomigliano d'Arco, se ha convertido en la línea de frente del conflicto. Es cierto que cuatro de los cinco sindicatos de esta fábrica poco rentable cercana a Nápoles han aceptado la promesa de Marchionne de crear empleo y han firmado un acuerdo de productividad trascendental. Pero el principal sindicato industrial de Italia, FIOM, que representa al resto de los trabajadores de la fábrica, se niega a aceptar. Puede que haya subestimado la determinación de Marchionne.
Como Thatcher, que es bien sabido que se opuso firmemente al sindicato de la minería de Gran Bretaña y salió victoriosa, Marchionne no va a dar marcha atrás. Su respuesta ha sido, sencillamente, crear una nueva empresa. Está fuera del grupo de presión empresarial Cofindustria y, por tanto, no le afectan los contratos laborales nacionales. La mayoría de los trabajadores representados por los otros cuatro sindicatos de la fábrica, en la que Fiat producirá el nuevo modelo de Panda, han firmado sus nuevos contratos en julio. Marchionne les ha dado de plazo a los miembros del sindicato FIOM hasta finales de septiembre para que hagan lo mismo.
Es posible que a continuación se produzcan enfrentamientos desagradables, aunque lo más probable es que la drástica caída en las ventas de coches italianos registrada en agosto haga recapacitar a los miembros del sindicato. Incluso si no se alcanza un acuerdo, Pomigliano solo trabaja al 15% de su capacidad, por lo que la producción no debería resentirse. -
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