A la sombra del Parque Central
El barrio de la fusión social y el activismo vecinal exige inversión pública

Russafa bulle por sus cuatro costados. La segunda mitad de mayo más que nunca, con la quincena cultural Russafa Conviu, una experiencia en la que participan más de 20 asociaciones y que funde arte, activismo vecinal y fiesta. "Refleja el potencial que tienen los vecinos de a pie para hacer cosas y transformar un barrio", explica Aurora Cantero, madre del Colegio Balmes, donde se gestó la idea.
Durante estas dos semanas -del 17 al 30 de mayo- en Russafa igual se puede aprender danza africana, visitar exposiciones de hasta 90 artistas del barrio, opinar sobre los macetones que el Ayuntamiento de Valencia ha colocado en la calle Cuba o celebrar el Parking day, donde se toman los aparcamientos para realizar cualquier actividad lúdica que no sea aparcar. El barrio, que rebosa actividad, está cansado de esperar ese maná que se llama Parque Central y exige a los políticos que cumpla los compromisos.
El colegio público previsto en la calle Puerto Rico lleva ocho años de retraso
El Plan Riva debería haberse puesto en marcha en 2007 pero sigue parado
El trajín de la carga y descarga y la obra del metro provocan un atasco cada día
Este barrio de l'Eixample de Valencia, con cerca de 25.000 residentes, de los que cerca del 20% son extranjeros, ha conseguido en poco más de una década reinventarse, reviscolar, después de una etapa de depresión. "Es un barrio hospitalario y moderno, pero tenemos muchas necesidades pendientes", tercia Inma Bauset, de la Plataforma per Russafa.
El barrio está de moda. Los jóvenes lo eligen cada vez más para vivir. Y, a diferencia de El Carme o Sant Francesc, sus viviendas, amplias y luminosas, lo convierten en un espacio más confortable. Como les gusta decir a sus vecinos, el barrio está en movimiento casi las 24 horas. La asociación de comerciantes sopesa, junto a los hosteleros, la apertura de comercio especializado hasta la madrugada. Los artistas se trasladan a Russafa y las librerías tienen aspecto de cafés o al contrario.
Pero sobre este barrio también hay nubarrones. Russafa lleva ocho años a la espera del colegio público de la calle Puerto Rico. "Necesitamos dos [colegios] Puerto Rico", subraya Inma Bauset.
Las madres de Russafa se concentran todos los meses junto al vacío solar a ver si consiguen desbloquearlo. La llegada del Plan Riva al barrio, esbozado en 2005 y que debería haberse puesto en marcha en 2007 retrasó el proyecto. A eso se unió que la expropiación del solar se hizo por la lenta vía ordinaria y tras años de lucha, en 2010, que por fin está el solar y el proyecto, no hay presupuesto. "Se están engordando los colegios privados-concertados", opina Bauset, que no encuentra otra explicación plausible. En este barrio está el centro escolar de la ex concejal regionalista de Valencia Maria Dolores García Broch. Es irónico que Russafa, un ayuntamiento pionero en abrir, en 1836, la primera escuela nocturna para labradores, no tenga más que un colegio público. Patraix, con parecida población, cuenta con ocho.
Y otro contrasentido: Russafa, que en árabe significa jardín, apenas tiene zonas verdes. Tampoco un centro cultural, ni un polideportivo, ni plan Riva. En 2004, el Consell anunció una inversión de 100 millones de euros para rehabilitación. Otro compromiso que no llega. Ni ese ni la ampliación del Instituto Vicente Blasco Ibáñez, que se reconvirtió en un centro de FP. "El papel es muy sufrido", ironizan en la Plataforma.
Pese a todo, el barrio afronta su futuro con optimismo. Quieren que la relación con la población inmigrante no se limite a la cohabitación. "No hay espacios comunes que fomenten el intercambio. No podemos convivir más porque no hay lugares que lo potencien", dice Bauset.
En la inauguración de la primera nave Demetrio Ribes rehabilitada, la alcaldesa Rita Barberá anunció su conversión en un centro cultural -que deberá coexistir con otros usos- y la construcción de un gran aparcamiento subterráneo que se extendería hasta la calle Filipinas. Porque tras el colegio, si algo necesita este barrio son aparcamientos. La proliferación más allá de la calle Cádiz de comercios orientales y árabes ha sumido estas calles en un caos de tráfico. El trajín de la carga y descarga y las obras del metro provoca cada día un atasco de coches capaz de poner a prueba la paciencia de cualquiera.
El barrio, en efervescencia
- Superficie y población: Este barrio de l'Eixample ocupa 88 hectáreas y cuenta con algo más de 25.000 residentes.
- Origen: Del total, 13.000 son de Valencia, unos 2.600 del resto de la Comunidad, 3.600 del resto del Estado y unos 5.000 son extranjeros, una mayoría de América del Sur, seguido de africanos y asiáticos. El porcentaje ronda el 18%-20%.
- Reivindicaciones vecinales: Un colegio público, un centro cultural, aparcamientos, un espacio deportivo y más zonas verdes.
- Plan Riva: Russafa fue incluida en este plan de rehabilitación en torno a 2007, aunque los anuncios de la Generalitat y el Ayuntamiento de inversiones -hasta 100 millones de euros se llegó a decir- datan de 2004. La inversión más importante se lleva a cabo en el eje de la calle de Puerto Rico y asciende a 5 millones de euros. Apenas hay nada más.
Promesas municipales: La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, ha anunciado la posiblidad de que la primera nave Demetrio Ribes, restaurada en el Parque Central de Valencia, sirva de centro cultural para Russafa. También ha dicho que hará un aparcamiento en el entorno de la calle Filipinas.
- Un barrio efervescente: Quincena cultural de Russafa Conviu, del 17 al 30 de mayo.
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