Banda sonora para la renovación urbana

¿Qué demonios es la gentrificación? Pues básicamente es el proceso urbanísitico-sociológico por el que una clase media alta acaba desplazando a los habitantes tradicionales de un barrio para convertirlo en lugar chic y más caro. Ha sucedido en todas las grandes ciudades: SoHo o Williambsburg, en Nueva York, son el paradigma. Y ¿puede ser ese ameno tema inspiración para un disco? Pues sí. A través de la metáfora de un planeta devastado por una catástrofe nuclear y en el que queda un último cabaré donde darlo todo, la brasileña Cibelle diseña el argumento de su último disco, The Las Venus Palace Resort Hotel.

"También hablo de otro planeta más limpio, Plutón. Pero yo no quiero estar ahí. Quiero estar donde puedes ser quien eres y donde hay todo tipo de gente. En las ciudades, los sitios maravillosos suelen estar en los barrios con casas de putas. Son lugares a los que se trasladan los estudiantes y los artistas porque son baratos y luego empiezan a ser caros", resume la cantante, que vive en Dalston, al este de Londres ("nunca piso el oeste").

El lenguaje 'furero' añade aromas y el guiso y degustación de una comida

El tercer álbum de esta alocada artista que se presenta a la entrevista con el flequillo decolorado y dice que lo que más le interesa es la física cuántica y la astrología, está hecho a base de una mezcla de punk, psicodelia y aires cabareteros con regusto a un Tom Waits plastificado. La cosa empezó cuando conoció a Damian Taylor (productor de Björk) en un concierto en São Paulo. Charlaron toda la noche, chatearon luego separados por el Atlántico y Taylor le mandó unos loops. "Le pedí que volviera a São Paulo, me lo llevé a ver una actuación de unos amigos", recuerda ella. Los colegas en cuestión eran Aloyha Copacabana, una "banda visual" brasileña cuyos miembros podrían ser unos New York Dolls espaciales que se dedican a cantar encima de otras canciones utilizando letras distintas a las originales. Y de esa especie de karaoke disléxico surgió una de las líneas del disco. Taylor se quedó con la copla y se volvió a Canadá a producir el trabajo.

Al cabo de poco llegó el torpedo brasileño a su casa (mueve tanto los brazos cuando habla que los anillos le salen volando) para acabar de poner las voces y el resultado viajó hasta Los Ángeles para recibir los últimos arreglos que le endosó Thom Monahan, arreglista de Devendra Banhart. El disco tiene tres versiones. La mejor, Lightworks, del compositor pionero de la música electrónica Raymond Scott. "Hacía música para dibujos animados, pero en realidad era un gran músico de jazz. Tú le quitas el sintetizador y te queda jazz". Algo así como si a un barrio gentrificado le quitas a los artistas. Descubrirás un barrio.