Poemas y flores en memoria de 'cabeza de gardenia'

En una ventosa y gris mañana primaveral, gardenias blancas y rosas rojas y blancas ponían color al reencuentro de un grupo de amigos y seguidores de la escritora neoyorquina Jane Bowles, que yace en Málaga desde su muerte el 4 de mayo de 1973. Ante su tumba rehabilitada en el cementerio histórico de San Miguel, medio centenar de personas participó en el homenaje programado como la primera de la docena de actividades que conforman el ciclo El mundo de los Bowles. En él se rinde tributo, hasta el jueves, a la vida y obra de este matrimonio en el año en el que se cumple el centenario del nacimiento de Paul Bowles (Nueva York, 1910-Tánger, 1999).

Ante la sobria lápida de mármol negro de Jane Bowles, en la que figura su nombre y un recuerdo al pie de la losa a su estrecha amistad con el escritor Truman Capote -"cabeza de gardenia", la llamaba el autor de A sangre fría-, Richard Horowitz, el compositor de la banda sonora de El cielo protector, la película de Bernardo Bertolucci ambientada en la novela de Paul Bowles, interpretaba con su flauta algunas piezas musicales en homenaje a la escritora.

"No quiero que Jane tenga una cruz sobre su tumba. No creo en los cementerios", dijo el escritor Juan Zaro que le dijo Paul Bowles durante una entrevista al poco de la muerte de Jane en Málaga tras una enfermedad psiquiátrica que la recluyó en una clínica privada los seis últimos años de su vida.

"Me hubiese gustado mucho ver esa irradiación natural de la que hablan quienes la trataron", aseguró el escritor Vicente Molina Foix antes de leer en recuerdo a la escritora dos poemas de Paul Bowles, como también hicieron los poetas Aurora Luque y María Victoria Atencia, Jesús Aguado, María Navarro o Álvaro García.