Militarización rampante

El número del 1 de mayo de este periódico daba cuenta de las reconvenciones de las autoridades israelíes a la UE para que redujera el tono de sus críticas. La víspera, un artículo de Reider en The Guardian se hacía eco de la detención de varios miembros y la confiscación de ordenadores de la ONG feminista New Profile. Esta organización centra su trabajo en la denuncia de las diferentes formas en que la corporación militar está influyendo en la vida pública con un palpable menoscabo de la civilidad y los derechos humanos y presta ayuda legal y social a los jóvenes que no quieren hacer el servicio militar por razones de conciencia.

Actuaciones como ésta muestran la deriva que la élite política está imprimiendo a la sociedad, reforzada ahora por la veta autoritaria y etnocrática del nuevo Gobierno. Los jóvenes sufren enormes presiones para objetar al servicio militar y las autoridades recurren a formas de chantaje -que ahora se van a multiplicar para aquellos cuyos datos figuren en los ordenadores confiscados- que provocan tensiones psicológicas severas y un alto número de suicidios entre los soldados.

En paralelo, y con la anuencia de buena parte de la población que prefiere no saber, los aparatos del Estado, con una cada vez más renqueante división de poderes, imponen un severo control de la información dentro y fuera del país. Si esta carta ve la luz, tendremos la oportunidad de constatarlo una vez más bajo el probable y manido expediente de la acusación de antisemitismo.