Camps evita apoyar y recriminar

La situación del presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, no era fácil, tras haber sido convocado por José Luis Rodríguez Zapatero en la mañana del día de Nochebuena para hablar de financiación autonómica. Camps era el segundo presidente del PP llamado a La Moncloa, tras la entrevista, el lunes pasado, sostenida por Zapatero con la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre. La gobernante madrileña declaró sentirse "encantada" de la reunión con el presidente, porque sus planteamientos habían sido aceptados. Pero para la dirección nacional del PP, en voz de su secretaria general, María Dolores de Cospedal, Zapatero trata de engañar a los presidentes autonómicos "uno a uno".

En este contexto, y después de dos horas y cuarto de entrevista con el jefe del Ejecutivo, "cordial y agradable", el presidente valenciano optó por poner velas a todos los santos: se mostró comprensivo con las declaraciones de Aguirre; defendió algún papel para el PP en la negociación del nuevo modelo de financiación -simultáneo al que lleva el Gobierno con las autonomías- y, aseguró que Zapatero había escuchado sus demandas para Valencia.

¿Satisfecho? "Contestaré cuando vea mis demandas escritas en un papel del Gobierno", respondía invariablemente. Todas sus expresiones tenían una carga de contención para no levantar las suspicacias que provocó Aguirre en el PP. Y es que quedaban rescoldos de la polémica: el secretario general del PP en Madrid, Francisco Granados, recordó a Cospedal que su obligación es hacer oposición al PSOE pero la de Aguirre es "defender los intereses de Madrid".

Es lo que hizo Camps como valenciano. Pidió a Rodríguez Zapatero que la financiación para Valencia se base en el reconocimiento de que tiene cinco millones de habitantes y no cuatro, que son los que había cuando se aprobó el anterior modelo en 2002.