"Cambiaremos el mundo"

"Quiero cambiar el mundo". Así se expresaba hace un año Barack Obama. Ayer, tras haber superado mil pruebas y ya convertido en el candidato favorito de estas elecciones, Obama volvió a enarbolar ante sus seguidores el mensaje motriz de su campaña: "Si el martes me votáis, no sólo ganaremos estas elecciones, sino que juntos cambiaremos este país y cambiaremos el mundo".

Noble, ambiciosa e improbable meta la que se ha fijado este político que pasado mañana puede entrar de verdad en la historia como el primer presidente negro de Estados Unidos y que, en todo caso, ya ha hecho historia al dinamitar con su presencia y con su éxito un pasado racista que este país puede ya dar por superado. Gane o pierda estas elecciones, el demócrata es un símbolo para millones de personas que, en Estados Unidos y en otros lugares, se creían condenados para siempre al campo de los excluidos. "Los cínicos decían que este día nunca llegaría", proclamó Obama hace casi un año en su noche de triunfo en Des Moines.

Ese célebre día se prolongó durante meses y en muchos Estados. Y ese mismo viento le ha llevado ahora a ser el candidato preferido por los sondeos, el hombre que puede llevar a Estados Unidos por la senda del cambio.