Próxima parada, Camerún y Angola

El papa Benedicto XVI anunció ayer que el próximo mes de marzo hará su primer viaje a África, durante el cual visitará Camerún y Angola. En la misa de clausura del XII Sínodo, celebrada en la Basílica de San Pedro, Ratzinger explicó que en Camerún entregará a las Conferencias Episcopales africanas el documento de trabajo para el Sínodo especial sobre África, que se celebrará en octubre de 2009 en Roma, y que acudirá a Angola para conmemorar el 500º aniversario de la evangelización de la ex colonia portuguesa. Durante su homilía, ante los más de 250 obispos y cardenales que han participado durante tres semanas en la asamblea, el Papa elogió las propuestas del sínodo para extender la Palabra de Dios, y dijo que pueden ser el comienzo de una "auténtica renovación" de la Iglesia universal y de una nueva evangelización "de cada comunidad cristiana bajo la acción del Espíritu Santo".

Pero esa renovación, añadió enseguida echando un jarro de agua fría a los obispos más progresistas, partidarios de abrir la Palabra de Dios a los laicos y las mujeres, ha de hacerse sin renunciar a la tradición, ya que si no, "el encuentro con las Escrituras corre el riesgo de no ser un hecho de Iglesia y de quedar expuesto al subjetivismo y la arbitrariedad".

Según Ratzinger, "es indispensable una promoción pastoral robusta y creíble para anunciar, celebrar y vivir la Palabra en la comunidad cristiana, dialogando con las culturas de nuestro tiempo, poniéndose al servicio de la verdad y no de las ideologías actuales, e incrementando el diálogo que Dios quiere tener con todos los hombres". El Papa dedicó un "pensamiento especial" a los obispos de China cuya asistencia al sínodo fue vetada por el régimen de Pekín. También tuvo palabras para los católicos perseguidos en Irak e India, "víctimas de intolerancia y violencia cruel, asesinados, amenazados, obligados a la fuga", y pidió a la comunidad internacional que trabaje para "recuperar la legalidad y la convivencia" y apeló a las autoridades de esos países a "tener consideración frente a las minorías".

Los indigentes, las viudas, los forasteros, los huérfanos y todos los que "no tienen ningún defensor", afirmó Ratzinger, "son también el prójimo" y hacia ellos la Iglesia debe tener "una relación basada en el amor, el respeto y la ayuda generosa".