EL DESPELOTE NACIONAL SEGÚN FÉLIX Y DUNIA

EN la búsqueda de un cine cada vez más personal, Félix Sabroso y Dunia Ayaso han concebido un retrato del destape con tres mujeres arquetípicas como excusa. Mar Flores (la que sueña con crear una familia), Goya Toledo (la autodestructiva) y Candela Peña (la "actriz actriz") protagonizan esta "perspectiva íntima de las relaciones entre hombres y mujeres y de la misoginia imperante de la época, que se extiende hasta nuestros días. Hace 30 años, algunas mujeres abanderaron una libertad que era mentira en un país de señores reprimidos que en absoluto estaba preparado para asumir lo que se escondía tras tal bombardeo de imágenes sexuales". Para comprender mejor el auge y caída del cine S, Ayaso y Sabroso nos lo desgranan en cuatro momentos esenciales.

VAMPIROS Y SUECAS "Nuestro antecedente favorito es Jesús Franco, tótem del género y el más personal de todos por su combinación única de terror y erotismo. En sus películas, los vampiros siempre atacaban a chicas, que ya los recibían desnudas o semidesnudas. Dirigió una producción germano-italo-inglesa, Justine: Marquis de Sade (1969), donde Klaus Kinski sometía a una jovencísima Romina Power pre-Albano que hacía su breve paseo por el cine erótico. Junto con esto, los cineastas introducían pinceladas eróticas, pero tenían más que ver con el cateto y la extranjera frívola; es decir, con Alfredo Landa todo el rato caliente detrás de suecas en bañador; y siempre en clave de humor para entrar bien a la censura".

EL FELPUDO DE LA CANTUDO "Con la muerte del dictador, el 20 de noviembre de 1975, se acabaron las peregrinaciones a Perpiñán para ver Emmanuelle (1974) o Historia de O (1975). El primer integral español lo vemos en La trastienda (1976), de Jorge Grau, que es una película emblemática por eso y por nada más, porque no tiene ningún interés: es un documental que sigue como con cámara oculta a varios personajes por los sanfermines. María José Cantudo es uno de ellos, que, en un momento dado, en su dormitorio y a través de un espejo, se quita toda la ropa. Fue todo un escándalo que hasta nosotros, con once años, recordamos de oír en nuestras casas. De ahí se acuñó el famoso 'el felpudo de la Cantudo', porque en este tipo de cine se trataba de lucir eso. La mujer española no se depilaba el pubis; entonces, tenía un pedazo de triángulo tremendo. La depilación se dio en el porno y ya a finales de los ochenta".

ESPAÑA EN BOLAS "De 1977 a 1983, el destape llegó a todo: desde la prensa rosa, con los pósters desplegables de Diez minutos o Garbo de actrices conocidas, como Carmen Sevilla, siempre en posados insinuantes, hasta la música, con los escotazos de Rocío Jurado. Todos y todas pasaron por pelis eróticas, aunque luego hubiera señores, como Fernando Fernán Gómez, que no se desnudaran. Existía un discurso panfletario, de directores que buscaban una temática de fondo, pero el único objetivo siempre era sacar a tías desnudas. Unas, después, renegaron, como Rocío Dúrcal, que hizo de pareja lésbica de Bárbara Rey en Me siento extraña (1977). Esperanza Roy también hizo de lesbiana en Carne apaleada (1978), una cinta que, se suponía, denunciaba la represión en provincias donde, claro, las amantes acababan violadas por los del pueblo. Luego había otras más lúdicas, de ésas con títulos cachondones, como El fontanero, su mujer... y otras cosas de meter (1981). Hubo estrellas efímeras, pero ya míticas, como Raquel Evans, Lina Romay o Eva Liberten. Nuestras favoritas, sin duda, Bárbara Rey, por ese porte elegante y moderno a lo Amanda Lear, y Susana Estrada, la más fresca y atrevida, que hace un cameo en Clasificada S. A ella le quitaron el pasaporte por la cantidad de denuncias que tenía pendientes de juicio hasta que se abolió la Ley de Escándalo Público en 1989. Paradójicamente, la mayoría no era por su tremendo espectáculo en la Gran Vía, donde hasta se lo montaba con un robot, sino por su consultorio en la revista La sexualidad de Susana Estrada.

LA S POR LA X "En 1984 entraba en vigor la ley Miró, que acababa con la clasificación S. Con la apertura de las salas X sobrevino el declive total de estas películas tan ingenuas, en las que la gente se tragaba una hora y media de metraje por ver tres o cuatro desnudos. Con el porno americano, hecho en vídeo con cuatro perras y que encima se pasaba en sesión continua, evidentemente los pajilleros se mudaron de salas y el cine erótico dejó de tener uso de razón". 

Los años desnudos. Clasificada S se estrena hoy.