Golpe a la memoria

"Si lo hacéis, hacedlo bien. Me dedico a esto, pero tengo claro que el 90% de las películas que se hacen, y me quedo corto, casi sería mejor que no se hicieran". Esta frase de ficción, contenida en la trama de La vida en rojo, se la dice un experto a un grupo de jóvenes que está realizando un documental sobre la recuperación de la memoria histórica y los sucesos acaecidos en la Universidad de Madrid en 1965. Lo malo es que los responsables de la propia película, donde se contiene la rigurosa teoría, parecen haber pasado por alto su propia enseñanza. Andrés Linares, desde la dirección y la escritura, e Isaac Rosa, como coguionista (adaptando su propia novela, El vano ayer, Premio Rómulo Gallegos en 2005), se ven sepultados por un producto con una alarmante falta de medios (y de ideas).

Cercano al cine político de izquierdas desde su debut con un documental sobre Dolores Ibárruri, Pasionaria (Dolores, de 1980), Andrés Linares mezcla imágenes documentales, personajes reales, falsas entrevistas y material de ficción, media docena de puntos de vista, hasta tres épocas distintas y un tono grandilocuente que choca con la carestía de medios (ambientación mísera, maquillajes de la señorita Pepis...). Lo que queda: un producto acartonado, seudoliterario, añejo y, para colmo, maniqueo.