El nuevo director general de Caixa Catalunya rechaza una fusión de cajas

Cataluña es la comunidad con más cajas. Tiene 10, que incluyen el transatlántico de La Caixa, y cada cierto tiempo reaparece el debate sobre la conveniencia de fusiones. La actual crisis financiera y los eventuales problemas de liquidez de las entidades lo propician.

También da alas al debate la reorganización territorial en la que trabaja Gobernación, que estará lista antes de que acabe la legislatura catalana y que facilitaría la unión de cajas de fundación pública (Catalunya, Tarragona y Girona), sobre todo, después del pacto PSC-ERC, que desbancó a CiU de la Diputación de Girona.

La guinda ha sido la anunciada salida de Josep Maria Loza de Caixa Catalunya, frente a un Narcís Serra, presidente de esta misma entidad, que apuesta por implicar más a la segunda caja catalana en el tejido industrial y que, si surgiera la oportunidad, no haría ascos a un proyecto de agrupación en cuyo liderazgo, por tamaño, su entidad tendría las de ganar. Ayer, su nuevo número dos -hasta ahora director general de Caixa Manresa-, Adolf Todó, fue tajante.

"Tener la posibilidad de elegir [entre cajas] es una riqueza. Las fusiones no son necesarias", afirmó Todó en su última presentación de resultados, los de 2007, de Caixa Manresa, ejercicio en el que la entidad ganó 41 millones de euros, el 9% más que el año anterior, y en el que subrayó su posición de "exceso de liquidez". Al ser preguntado sobre el futuro de Caixa Catalunya, a la que se incorporará el día 1 de marzo, Todó se dijo "convencido de que ninguna institución necesita entrar en ello". El presidente de la caja manresana, Valentí Roqueta, apostilló: "Las fusiones no son necesarias y no nos gustan".

Fue horas antes de que el Consejo de Administración de Caixa Manresa eligiera al hasta ahora director general adjunto, Feliu Formosa, como sucesor de Todó; por unanimidad, aunque con la abstención de CC OO porque "no se ha destacado por su capacidad de diálogo con los sindicatos".

El consejero de Economía, Antoni Castells, por ahora muy respetuoso con la independencia de las cajas, no se significa, más allá de desear cajas fuertes, solventes y arraigadas en el territorio. Ese celo por la independencia era fácil de advertir ayer, al consultar a varias cajas sobre la posibilidad de una fusión.

Ninguna de ellas la ve en el horizonte. "El debate es importado de fuera, de los políticos. En el mercado no existe ningún proyecto", subrayaba el director general de una de ellas. "Ninguno de nosotros tiene ganas", confesaba el subdirector de otra entidad. En algunas entidades se comentaba que, fuera de un decretazo político, sólo este escenario podría precipitar las cosas: que una caja tuviera problemas y el Banco de España buscara que otra recogiera los pedazos.