"Castellanos"

Pervive en los usos lingüísticos de algunos políticos catalanes la mala costumbre de referirse a los españoles no nacionalistas como "castellanos".

El rechazo a la actual conformación del Estado español se plasma en discursos plagados del tipo de metonimia que consiste en referirse a una parte para aludir a todo el conjunto: "Castilla" habría de representar el conjunto de las regiones españolas no nacionalistas, es decir, lo que los nacionalistas consideran España. Así como "Londres" equivale frecuentemente al Reino Unido, así "Castilla" habría de resultar equivalente a España.

Por un lado, considerando que Madrid no pertenece a Castilla sino a una comunidad propia, y que los castellanos difícilmente considerarían castellanos a los madrileños, el uso carece de sentido.

Por otro lado, los castellanos, ciudadanos olvidados y ninguneados por los diversos Gobiernos centrales, no pueden aceptar ese sinsentido lingüístico que parece responsabilizarles de los presuntos desagravios sufridos por Cataluña. Siendo víctimas, se les quiere hacer también verdugos.

Es, pues, deseable, llamar a las cosas por su nombre. No vayan a pensar los asistentes a la última manifestación que los fondos supuestamente negados a Cataluña para el desarrollo de sus infraestructuras han ido a parar a las arcas de Castilla: les bastaría efectuar un viaje por la impresentable carretera nacional que une Burgos y Santander.

Una imagen valdría mucho más que las palabras inexactas.