Una batalla sorda

Un Gobierno de cinco partidos no es sencillo de componer. Pero Baleares vivió esa experiencia en 1999: "El PSM complicó el engranaje de la negociación. Son nacionalistas y el partido temió quedar atrapado. Estaba celoso de sus afines de centro, UM. Dudó en su estrategia, quiso hacer un bloque particular con sus competidores, con Munar, y, además, se dejó lanzar cables por el PP. Fueron los más quisquillosos", rememora un gestor del pacto. "Izquierda Unida cooperó, son disciplinados. El PSM sacrificó en mitad de una reunión a un cargo histórico, Tià Serra, que iba al Senado. Serra se levantó, hundido, y nadie le acompañó a la puerta. En el Gobierno, el aparato destituyó al consejero de Agricultura".

Con los comunistas "no tendrás problemas, están acostumbrados a la disciplina. Otra cosa son los verdes", aconsejó el socialdemócrata Gerard Schröder, ex canciller de Alemania, a Francesc Antich en el año 2000.

La batalla por el poder tras el 27-M será sorda: "No es fácil pero lo vamos a intentar; pero ahora no repetiremos los errores de retrasmitir las negociaciones yendo de una sede a otra con el maletín de las propuestas", apunta Antich.

"Estamos legitimados, somos la lista más votada, hemos crecido dos puntos", dice Jaume Matas (PP).