El Recreativo le da un repaso al Celta

Cansado ya de ser visto como equipo revelación, el Recreativo de Huelva consolidó su paseo entre los grandes de la Liga con una goleada sobre el Celta, que se desploma tras haber ganado un único partido de los últimos 18, su peor estadística de los últimos 20 años.

Es mérito de Marcelino, el entrenador del Recre, el empuje y sentido colectivo de los andaluces, que tienen todas las razones para aspirar a disputar la UEFA en la próxima temporada. El cuadro onubense se plantó en su terreno con más firmeza que los de Fernándo Vázquez, que hacen agua en defensa, donde algunos jugadores parecen sabotear este último tramo de la competición. La ilusión que ha recuperado la delantera se viene abajo con los regalos que hace la zaga céltica. Así surgió el primer gol, tras una falta evidente de Contreras que acabó en penalti. Con ese primer tanto, los de Marcelino se limitaron a esperar, confiando en lo que se vendría encima cuando ambos equipos se enfrascaron en un toma y daca: la defensa andaluza es mucho más segura que la de los gallegos.

El Recreativo, así, puso todo de su parte para que los errores de los de Vázquez tuvieran su castigo. Prueba de ello es que los vigueses recibieron los tres últimos goles en menos de diez minutos.

En la segunda mitad del choque, los vigueses intuyeron algo de esperanza con un penalti que transformó Nené, más implicado que en otras ocasiones con su equipo. El Recre ni se inmutó, presumió de sangre fría y sacó la máquina de hacer goles, dos de los cuales los metió Rosu, que reservó para la tarde de ayer en el Nuevo Colombino sus únicos tantos de esta temporada liguera. El delantero rumano, que solo jugó media hora tras entrar en el segundo tiempo por Sinama Pongolle, fue el protagonista de un partido que pone a la afición andaluza ante el sueño de entrar en Europa el próximo curso.

El Celta, por su parte, ya no tiene que hacer cuentas sobre lo que hacen otros equipos: hoy por hoy está en Segunda con el Nástic y la Real y tiene que ir a por todas para salvarse de la quema final.