Nueva estructura para sortear los intereses nacionales

Los repetidos choques entre Louis Gallois y sus accionistas privados, que según él sólo piensan en cuándo vender sus acciones para dedicarse a otro sector, y entre las autoridades políticas que exigen una lógica que no respeta la de la industria, también fueron objeto de las críticas del presidente de Airbus.

"Necesitamos una nueva organización transnacional", repitió varias veces. "Hay duplicidades, lugares que fabrican lo que ya se hace en otro de manera parcial y no aprovechamos todas las sinergias. Existe un evidente problema de jerarquía en la dirección y los choques entre los intereses empresariales y los nacionales son recientes y muy ilustrativos", dijo refiriéndose al retraso producido en la presentación de Power8 para dejar que las autoridades políticas pudieran presentar la reestructuración, sin dar la impresión de que había ganado un país sobre otro.

Ayer la canciller, Angela Merkel, aseguró que el plan "respeta el principio de equilibrio" francoalemán. El vicepresidente económico español, Pedro Solbes, interpreta que el ajuste "puede afectar" a España pero "menos que a otros" países. El ministro de Empleo francés, Gérard Larcher, dijo que su Gobierno "no debe interferir" en la empresa.

El extravagante rompecabezas que es un Airbus se simplificará: "Los alemanes se ocuparán sobre todo de la producción del fuselaje, los españoles de la parte de atrás del aparato, los británicos de las alas y la propulsión y los franceses del equipamiento interior".

Gallois dijo que "las compañías nacionales de Airbus dejarán de tener un papel nacional. Trabajarán como grupo de presión, de promoción, de prospectiva, pero integradas. E integración no significa centralización sino ser capaces de trabajar con la mayor autonomía pero todos en la misma dirección".

Los centros de investigación tecnológica, van a ser reducidos: "Ahora tenemos ocho, tres en Francia, tres en Alemania, uno en el Reino Unido y otro en España. Lo lógico es tener uno en cada país".