El pintor "clandestino"
Felipe Alcaraz, líder del PCE, expone en Huelva parte de su obra pictórica
Felipe Alcaraz (Granada, 1943), presidente ejecutivo del Partido Comunista de España (PCE), se considera a sí mismo un "pintor clandestino". Una vocación que, como su actividad política en los años de la dictadura franquista, ha llevado en silencio y casi con disimulo. De ello da fe el hecho de que, en las más cuatro décadas dedicadas a los lienzos en blanco, sólo una vez haya expuesto sus cuadros.
La sala de exposiciones Plus Ultra de la Fundación El Monte en Huelva inauguró la segunda muestra que Alcaraz hace de su obra. "Los políticos, de mi partido y los de todos, solemos tener la mirada estrechada y rígida de la realidad. La pintura es mi salida para asomarme al exterior con otros ojos. Y además me ahorro la factura del psiquiatra", explica entre risas.
El líder comunista no quiere que se le considere un pintor aficionado: "Sé muy bien lo que hago. En mi familia, desde mis tatarabuelos, hemos pintado siempre. Y yo llevo más tiempo pintando que dedicado a la política. Por eso no quiero que se me trate compasivamente por la crítica. No soy ningún aficionado".
"Que quede claro que ninguno de estos cuadros tiene mensaje. No intento moralizar. Es un traslado de aspectos sociales a la pintura, simplemente. Un ejemplo es el cuadro de la prostituta de Madrid vestida como una menina de Velázquez que se arranca la ropa de manera descarada. O ese otro cuadro que dibuja a un drogadicto que va a comprar su dosis en un barrio marginal de Madrid", explica.
Aunque Felipe Alcaraz reconozca que ya está está "en cochera" ["retirado", aclara], hay algunos aspectos de la vida política española que le gustaría repintar.
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