"Mi cara será lo último que veas"

Familiares y amigos de las víctimas del terrorismo y de Iñaki de Juana Chaos compartieron ayer la misma sala para presenciar en directo el juicio contra el etarra y los altercados se sucedieron dentro y fuera de la Audiencia donde se celebraba la vista contra él.

Dentro, Ricardo Sáenz de Ynestrillas, hijo del comandante de las Fuerzas Armadas asesinado por el propio De Juana en 1986 y destacado ultraderechista, protagonizaba el primer incidente al irrumpir en la sala donde se encontraba el público gritando: "¡Juan Ignacio, mírame a la cara, soy Ynestrillas! ¡Mírame a la cara que será lo último que veas!".

Fue expulsado inmediatamente, pero pocos minutos después, su hermano interrumpía de nuevo la vista: "¡Señoría! ¡Aquella gente está levantando el puño!", dijo señalando a los familiares y amigos del etarra que habían acudido a presenciar el juicio y dirigiéndose a De Juana, espetó: "Acuérdate de mí". También fue expulsado.

Todavía habría un último incidente provocado por otra hija del comandante Ynestrillas. Poco antes de que el presidente del tribunal, Ricardo Rodríguez, anunciara que el juicio quedaba visto para sentencia, la mujer, que había asistido al juicio sentada al lado del presidente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), José Alcaraz, se levantó y gritó: "¡Asesino, asesino, asesino!". Al igual que sus hermanos, fue expulsada de la sala.

Fuera, en la plaza de la Villa de París, a unos 50 metros de la Audiencia Nacional, casi dos centenares de personas convocadas por la AVT y el Foro de Ermua se concentraron durante casi cuatro horas para mostrar su rechazo a la rebaja de pena al etarra. Un cartel con el lema "La dieta de De Juana: la dieta que quita las penas" presidía una mesa con pan, bocadillos, galletas y miel, colocada por los manifestantes, así como otros carteles en los que se leía: "Zapatero traidor" o "peón de ETA".

Para evitar enfrentamientos, la concentración de los simpatizantes de De Juana, llegados desde San Sebastián, se desplazó a la plaza de Colón y un impresionante despliegue policial impedía la entrada a la Audiencia de cualquier persona no autorizada.

A pesar de ello, a las 10.30, hora prevista para el inicio del juicio, un grupo de espontáneos echaron a correr en un intento de acercarse al edificio. La policía evitó que se acercaran con más agentes a lo que contestaron gritando: "¡Esto sí que es una dictadura!", "¡Zapatero al paredón!". "¡De Juana, muérete!", "¡Todos a una, puta Batasuna!", "¡Viva España!" y "¡Lasa y Zabala también están en huelga de hambre!".

Tras el intento frustrado de colarse en el juicio, los manifestantes cortaron el tráfico en la calle Génova sin que la policía pudiera impedirlo, aunque seis furgones obstaculizaron su avance hacia el tribunal. Algunos de sus participantes, miembros de la plataforma España y Libertad intentaron que la AVT extendiera su protesta a otras calles. Mientras la AVT gritaba que no se moverían de allí, Ricardo Sáenz de Ynestrillas apeló a los concentrados a "no pelearse".

El juicio al etarra De Juana provocó un aluvión de reaciones. El portavoz socialista en el Congreso, Diego López Garrido, arrancó su comparecencia para explicar las enmiendas a los Presupuestos con una andanada contra el PP por la "presión sistemática" que han ejercido sus dirigentes sobre la Fiscalía e indirectamente sobre los jueces en este caso. "El PP se ha dedicado a perturbar la labor de la justicia", lo que "no es compatible con el Estado de derecho", aseguró López Garrido. El "único motivo" para que la petición final del fiscal para De Juana se haya visto rebajada -algo "habitual tras la celebración del juicio oral"- es el "sometimiento de los jueces y fiscales a la ley", informa Lara Otero.

El secretario general del PP, Miguel Ángel Acebes, exigió al Gobierno que ponga "punto y final" a la negociación con ETA y elogió la "rebelión" que, a su a su juicio, han protagonizado los fiscales que se han opuesto al "disparate" de rebajar la petición de pena de cárcel para De Juana. Para Acebes, la reacción de las víctimas y del fiscal Jesús Alonso pone de manifiesto que "hay un Estado de derecho y una sociedad que ha decidido no rendirse"