Boy George barre las calles de Nueva York

Boy George ya es la reina de la escoba de Nueva York. El cantante británico se vistió ayer el chaleco naranja y los guantes y se dispuso a dejar como una patena las calles del centro comercial de Manhattan. George, de 45 años, ha empezado a cumplir así los cinco días de servicios a la comunidad a los que le ha condenado un juez. A las cámaras les faltó tiempo para cazar al ex líder de Culture Club y ver cómo cumplía el anhelo de Los Sirex, los rapsodas de Si yo tuviera una escoba.

Al verse rodeado de paparazzi, el ex travestido se lo tomó al principio con la proverbial ironía británica: "Siempre he sido una scrubber", un vocablo que se puede traducir por estropajo y putilla. Pero pronto la cosa dejó de hacerle gracia: "Se supone que esto lo hago para humillarme. ¿Por qué no me dejáis hacerlo en paz?", se quejó el autor de Do you really want to hurt me? "¿Acaso os creéis mejores que yo? Largo, dejadme cumplir mi servicio a la comunidad". Ante el acoso, el artista tuvo que ser trasladado de las calles de Chinatown a un aparcamiento vallado para que siguiera barriendo tranquilo.

Las cosas se complicaron para George en octubre del año pasado. El intérprete de Karma chameleon llamó a la policía para denunciar un robo en su piso de Manhattan, pero cuando llegaron los agentes no encontraron nada fuera de lugar, aparte de 13 dosis de cocaína. Así que el músico, nacido George O'Dowd, tuvo que dar explicaciones ante el juez.

Para evitar ser acusado de posesión de drogas, George se declaró culpable de hacer perder el tiempo a la policía. Al juez no le pareció mal y le propuso a cambio que compensara su desconsideración hacia las fuerzas del orden. Tendría que barrer las calles antes del 28 de agosto si no quería acabar entre rejas. Su abogado ya advirtió en junio de que la escenita "iba a ser un circo mediático" y solicitó que, en vez de barrer, George celebrara un concierto benéfico para ayudar a los enfermos de SIDA. El juez desestimó la alternativa.