La escultura de Serra

El miércoles 26 de julio, Juan José Millás expresaba su perplejidad ante la maniobra del MNCARS para "reponer la obra" del escultor Richard Serra que, inexplicablemente, se ha volatilizado de los depósitos donde se guardaba. La obra de Marchán Fiz Del arte objetual al arte del concepto, quizá pueda ayudar a aquellos que, como a Millás, les choca que una pieza copiada pueda ser considerada original. El libro, más que darnos una respuesta a tan complejo asunto, aún vivo en los debates de la historiografía del arte, facilita el planteamiento de cuestiones en torno a la obra de arte contemporánea en cuanto a su realidad física y, de paso, nos proporciona un modo distinto de entender las obras en el momento de verlas en las salas de los museos de arte contemporáneo, enriqueciendo nuestra información y facilitando, así, la crítica consciente.

Creo que si la reproducción que se hará en los talleres que Serra utiliza habitualmente (¡Ojo! Serra jamás sería capaz de mover él solito semejante cantidad de acero y es más que probable que se limite sólo a entregar unos planos a la fundición) transmite la misma idea o sensación que la escultura "original", entonces podemos considerar la reproducción como un éxito. El escándalo en todo esto, al margen de si estamos ante originales o copias, es el abandono por parte de las autoridades de la Cultura en nuestro país que ha hecho posible la situación surrealista de perder una pieza de semejante dimensión, cuyo coste de reposición debería reabrir el escándalo que se originó al conocer la misteriosa desaparición.