De Robinho y goles fantasmas

Siete goles y dos asistencias llevaba Robinho en esta temporada en los tres torneos en los que está presente el Madrid. Desde ayer, son ocho... y dos y media. La racha del brasileño no tiene fin. Logró ayer el primer tanto de su equipo y suya fue la escapada que provocó el segundo.

Desde que Luxemburgo regresó a Brasil, Robinho se ha disparado. Ese adiós, que podría suponerse un hándicap para el jugador por aquello de que ambos comparten la nacionalidad brasileña, se ha revelado como un detalle vital en su resurrección. López Caro cambió el sistema del equipo, dejó un solo medio centro, puso a Zidane junto a Guti un escalón por delante y mandó a Robinho a la banda izquierda. Y éste ha explotado. Su trayectoria en los últimos 15 días es formidable: marcó dos goles en el 4-0 al Athletic en la Copa, logró un golazo ante el Cádiz (3-1) y resolvió con otro al Betis en el torneo copero.

La actuación de Robinho le dio al Madrid una victoria que bien pudo perder si el árbitro considera que el lanzamiento de Silva en la segunda parte había traspasado del todo la línea de meta. El balón dio en el palo, botó ¿dentro? y salió rechazado tras golpear en Casillas. Se quejaron los célticos y poco tardaron los jugadores madridistas en recordar que, en la primera vuelta, un tiro de Canobbio que botó fuera fue considerado gol por el árbitro y supuso la derrota del Madrid.

El entrenador madridista, Juan Manuel López Caro, pese al triunfo, no disimuló su contrariedad por el juego de su equipo. "Ni en la faceta defensiva ni en la ofensiva", aseguró el técnico, "hemos estado a la altura de las circunstancias. El Celta ha hecho un excelente partido. Debemos exigirnos mucho más".

Fernando Vázquez, entrenador del Celta, por su parte, indicó: "El partido tuvo un rutmo muy alto y el Madrid no lo aguantó. Por juego, ganamos por goleada. Sufrimos, además, un arbitraje intelegente, pero siempre tirando hacia el mismo lado".