Millán Astray
Mirando la fotografía inserta en ese periódico de fecha 14 de noviembre de 2005, en la sección La Cultura (algo paradójico), página 45, sentí verdaderos escalofríos contemplando al "pequeño" dictador junto a Millán Astray, este último, como siempre, con actitud chulesca y desafiante.
Rememorar fechas y situaciones del reciente pasado franquista es poco sano, o te causan temblores de piernas, o una intensa rabia e indignación. Puede que sea lógico y razonable mostrar vestigios de nuestra historia por dura y desagradable que nos resulte y que, aunque nos produzca vómitos y sudores su recuerdo, quizá sea la mejor medicina y manera de enseñar a la juventud a que conozcan unos terribles hechos, como por ejemplo que la cruzada fue simplemente un golpe militar realizado por unos militares traidores contra el legítimo gobierno de la República. Naturalmente, los nada respetables aduladores y beneficiados del régimen franquista siempre han tenido otra óptica sobre el repudiable levantamiento y sus graves consecuencias.
Al cumplirse los 30 años de la muerte del tirano, se analiza su figura y su régimen como si hubiera sido un personaje histórico merecedor de estudio, a alguien tan abyecto, despiadado y mediocre no creo que se le deba dedicar más de un minuto, salvo para explicar sus horribles crímenes. Pues bien, dicho esto, creo ser objetivo con algunos personajes actuales del Partido Popular si les acuso de ser culpables de mentir conscientemente, de lanzar bravatas y diatribas sin fin y, por tanto, sentir el deseo de castigarles, sus opiniones ante los medios de comunicación o en el Congreso de los Diputados son merecedoras de ello. Con los señores Aznar, Rajoy, Acebes, Zaplana o Pujalte, y algunos otros, me está ocurriendo algo parecido que con los temas del franquismo, no soy capaz de soportar estoicamente sus mentiras, baladronadas, falacias y falsedades, ni sus imperativas y prepotentes manifestaciones, también me hacen vomitar; por tanto, vaya por delante mi más firme repulsa a los dirigentes de este partido por su inicuo comportamiento.
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