Un imán secuestrado en Milán

El secuestro del imán Hassan Mustafa Osama Nasr, de origen egipcio, también conocido como Abu Omar, por agentes de la CIA el 17 de febrero de 2003 en Milán, ha llevado a la fiscalía italiana a tomar una insólita decisión: solicitar la extradición de 22 presuntos espías estadounidenses. La petición, con fecha del pasado viernes, está ahora sobre la mesa del ministro de Justicia, Roberto Castelli, quien es competente para trasladarla a las autoridades de EE UU.

Según los fiscales, Nasr fue secuestrado en una calle de Milán y trasladado a Egipto, pasando por las bases militares de Aviano (Italia) y Ramstein (Alemania), a bordo de un avión del club de béisbol Red Sox alquilado por la CIA.

Abu Omar permaneció en paradero desconocido hasta que el 20 de abril de 2004, cuando llamó a su esposa desde Alejandría (Egipto), pero sólo le pidió 200 euros y discreción. El 1 y el 8 de mayo telefoneó a un amigo, al que relató que había sido secuestrado por la CIA, apaleado en Aviano e ingresado luego en la cárcel egipcia de Tora, donde fue sometido a terribles y continuas torturas. Cuatro días después fue arrestado por agentes egipcios y se volvió a perder su pista. Hasta que el pasado junio se comprobó que estaba de nuevo en Tora. El Gobierno egipcio asumió que recibió a Abu Omar "a través de procedimientos extraordinarios", pero negó las torturas.

El 1 de julio, el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, se reunió con el embajador de Estados Unidos, Mel Sembler, para plantearle "la indispensable exigencia del pleno respeto a la soberanía italiana por parte de EE UU". Pero los periódicos The Washington Post y The New York Times sostienen que las autoridades italianas estaban al corriente del secuestro y preparadas para desmentir cualquier relación con el caso si todo saliera a la luz.