Dos convoyes ignoraron las señales de que debían frenar

La línea 1 del metro de Valencia une la ciudad con Villanueva de Castellón, a 55 kilómetros en dirección suroeste. La plataforma de esa línea está renovada desde hace casi dos años. En ella funcionan dos sistemas de seguridad: el convencional de señales luminosas y el FAP (Frenado Automático Puntual).

El FAP es un sistema informatizado que recoge los datos de las incidencias a través de sensores colocados en balizas dispuestas a lo largo de la vía, una especie de pedales que pisan los convoyes. Sirve para forzar una frenada progresiva. Aunque el conductor no actúe, el FAP sí lo hace. Ese comportamiento del sistema de seguridad actúa cuando el conductor no lo ha hecho.

En teoría, ayer, el primer tren paró correctamente al advertir la señal luminosa de que un convoy estaba en su misma vía (se encontraba averiado en la estación de Picanya). El conductor del segundo tren debía haber visto al menos una señal luminosa que le advertía de que parara. Pero no se detuvo por acción del conductor sino del FAP, con distancia más que justa para detenerse, dado que chocó levemente con el primero. "Se besaron", explicó un guardia civil.

Según fuentes de Ferrocarriles de la Generalitat, el tercer ferrocarril, el que impacta brutalmente, debió encontrar en el trayecto entre la salida de la estación de Paiporta y el punto de impacto dos señales luminosas: una advirtiendo de que en breve tendría que parar y la de parar. Pero el tren continuó. El FAP actuó pero ante una distancia de frenada insuficiente para detener el tren.

En principio, no consta que hubiera problemas en las señales de advertencia luminosa. Los técnicos lo investigan. No consta tampoco que el FAP no funcionara a tiempo, pero también se investiga. Algunos policías locales explicaron en el lugar del accidente que los dos maquinistas ilesos habían comentado que el sol no dejaba ver bien los semáforos.