El viento reaviva el fuego después de que ardan 12.000 hectáreas

Las rachas de viento de hasta 50 kilómetros por hora reavivaron ayer el foco más activo del incendio de Guadalajara, según explicó la consejera de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha, Rosario Arévalo. El fuego prendió con fuerza de nuevo junto al barranco del Ablanquejo, al norte de Ablanque, y se dirigía en dirección sureste. Los 120 habitantes de Cobeta tuvieron que ser desalojados a última hora de la tarde.

El incendio que se había iniciado el sábado y que el domingo por la tarde acabó con la vida de 11 agentes forestales en el noroeste de Guadalajara, se reavivó ayer por la tarde en dirección sureste, adentrándose de nuevo en el Parque Natural del Alto del Tajo. El fuego ya había arrasado unas 12.000 hectáreas cuando obligó a evacuar a los vecinos de Cobeta.

Tanto el presidente de Castilla-La Mancha, José María Barreda, como la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, coincidieron en que se habían desplegado todos los medios posibles, pese a no poder haber controlado definitivamente el incendio. La Consejera de Medio Ambiente, Rosario Arévalo, confió en que el incendio pudiera quedar controlado para hoy, gracias a la mejoría en las condicones meteorológicas.

Las predicciones apuntaban una disminución del viento en la zona donde se reavivó el incendio. Unas 150 personas trabajaban en ese frente, donde los trabajos de extinción han continuado toda la noche.

Los vecinos de Tobillos y Santa María del Espino regresaron a casa después de que se comprobara que el fuego, en dirección a Ablanques, no amenzaba ya sus hogares, según confirmó Arévalo. Por la mañana habían regresado los habitantes de Mazarete.

Los 150 niños que por la mañana habían tenido que dejar el campamento de Luzaga en el que se encontraban de vacaciones se rencontraron con sus familiares.

En total, 240 personas trabajaron ayer en las tareas de extinción. Un helicóptero y dos aviones de carga en tierra proporcionados por el Ministerio de Medio Ambiente se unieron a los 11 hidroaviones, 16 autobombas, dos cisternas combustibles y dos de agua, entre otros medios. Barreda aseguró que se trata de un despliegue que "no se ha visto jamás." Pero añadió que "las condiciones climatológicas, la orografía del terreno y el tipo de árbol que arde [pino resinero] hace que sea difícil su extinción", resumió Barreda.

Las 52.698 hectáreas quemadas en lo que va de año en España superan las que ardieron durante todo 2004, cuando se alcanzaron las 46.010 hectáreas.