¡Bravo!

Tuvo suerte. Sí, porque Raikkonen rompió el motor en los entrenamientos y se vio relegado hasta la 13ª posición en la parrilla de salida. Pero Fernando Alonso lo hizo todo bien. En Magny-Cours hizo una carrera increíble, impresionante, sin cometer ningún error, dando siempre lo mejor de sí mismo y sacando todo el rendimiento a su Renault. Su carrera fue tan brillante que dejó el Gran Premio de Francia sin historia. Controló la carrera de principio a fin y la ganó sin contemplaciones ni nadie que le pusiera presión.

Sin embargo, hay una segunda lectura de lo que ocurrió en la carrera. En la batalla por el título, Alonso salió ganando, porque le sacó dos puntos más de ventaja a Raikkonen en la clasificación de pilotos. Y porque, además, su victoria y el sexto puesto de Fisichella conceden a su escudería, Renault, unos puntos que pueden ser vitales en la recta final del campeonato de constructores. Hay, sin embargo, un factor que no debe pasar inadvertido: Raikkonen fue más rápido que Alonso durante la carrera y McLaren fue también más rápido que Renault.

Si el finlandés no hubiera sufrido la sanción de diez puestos en la parrilla de salida, el asturiano habría tenido muchísimos problemas. Raikkonen logró el tercer mejor tiempo en la vuelta de clasificación, a pesar de que, como luego se demostró en carrera, llevaba gasolina para cuatro o cinco vueltas más que los que le precedían. Así que su McLaren le permite ir más rápido que Alonso y él tiene calidad para aprovechar esta circunstancia. Lo demostró realizando varias vueltas rápidas seguidas y llevando su coche desde la 13ª posición de salida hasta la segunda plaza del podio. Sin embargo, McLaren tiene un problema, que es la fiabilidad. No sólo Raikkonen rompió el motor en los entrenamientos, sino que a falta de 23 vueltas para el final de la carrera, Montoya tuvo que abandonar por rotura del sistema hidráulico de su bólido.

No es una cuestión banal. McLaren deberá trabajar este aspecto, porque al final lo que más cuenta es poder concluir las carreras. Juan Pablo Montoya iba tercero cuando comenzó a notar los problemas, y en caso de acabar hubiera dado muchos puntos a su equipo. En cambio, acabó siendo Renault quien más sumó, a pesar del problema que tuvo Fisichella en el box en su último repostaje, que le costó dos posiciones. Acabó sexto.

La carrera también aclaró que Ferrari sigue luchando por volver a estar entre los grandes, pero que no lo consigue. Ayer, tras el doblete en Estados Unidos, Michael Schumacher regresó al podio, pero evidenció que no ha acabado de resolver los problemas de velocidad del coche ni los de neumáticos que le han perseguido todo el año. En este sentido, Rubens Barrichello fue una buena muestra de lo que ocurre en el equipo: salió entre los cuatro primeros, por detrás de Michael, pero perdió posiciones en el primer repostaje y ya no consiguió volver a meterse en los puntos.

La conclusión, al final, es que Fernando Alonso está cada vez más cerca del título. Cada carrera que pasa va consolidando sus opciones y demostrando su capacidad para pilotar en cualquier tipo de circuitos. En Magny- Cours tenía la ventaja de que es un circuito conocido a fondo por Michelin. Pero le da lo mismo. Puede ganar en cualquier parte si su coche y la suerte le acompañan. Y, por el momento al menos, estos dos factores no le están fallando.