Una tal Cupido

"¡OH, QUE gasajo y plazer / es de ver / topetarse los carneros / y retoçar los corderos / y estar a verlos nacer!", le dice Justino a Cristino, intentando convencerle de que no abandone la vida pastoril. Del Encina usa un castellano en el que se incrustan palabras del campo de Salamanca. Nebrija, su maestro, pide en su Gramática que se escriba como se pronuncia, y así hace. Aunque los diálogos son fáciles de seguir, Teatro del Mundo ha preparado un glosario para aclarar palabras y expresiones hoy extrañas: soncas, galisto, aballar... Poner otras en su lugar sería matar la poesía. Pocas licencias se ha permitido Alicia Sánchez, su directora, pero sí alguna. "Es una chica quien interpreta al Amor, vestida de chico. E intercalamos canciones que no figuran en el texto". ¿Eso no rompe el ritmo? "No, cuando Cristino se despide, pasa un grupo de monjes cantando Ermitaño quiero ser. Viene al pelo". Sus intérpretes son La Trulla de Bozes (trulla: bulla, muchedumbre). "Las canciones añadidas hacen referencia al argumento", dice Carlos Sandúa, de 33 años. "Incorporamos varias de Del Encina: Cucú, Más vale trocar, Los sospiros no sosiegan, Pelayo, tan buen esfuerzo y Romerico, tú que vienes. También Por esos puertos arriba, con letra de Del Encina y música de Ribera, un Ave Virgo del Cancionero de Palacio, y un responso de Juan de Anchieta. Teatro del Mundo es una compañía vinculada a la escuela de teatro clásico que Alicia Sánchez abrió en Alcalá hace dos años. La Trulla de Bozes, un grupo vocal joven especializado en música renacentista.