Paroubek releva a Gross, acusado de corrupción, al frente del Gobierno checo

El primer ministro de la República Checa, el socialdemócrata Stanislav Gross, desacreditado por un escándalo de presunta corrupción, presentó ayer su dimisión. El presidente, Václav Klaus, la aceptó y nombró a Jiri Paroubek para sustituirle al frente del Ejecutivo del país centroeuropeo. La dimisión de Gross, el primer ministro más joven de la Unión Europea, con sólo 35 años, y presidente del partido socialdemócrata (CSSD), pone fin a una crisis gubernamental que estaba perjudicando a toda la clase política del país. La Unión Democristiana (KDU-CSL), una de las tres fuerzas políticas de la coalición de centro-izquierda que ejerce el poder en República Checa desde julio de 2002, exigía la dimisión de Gross desde hacía varias semanas por un presunto caso de corrupción relacionado con su patrimonio: Gross no pudo explicar de dónde provenía el dinero que le permitió comprar un apartamento de lujo en Praga, en 1999.

Unas horas después de que Gross presentara su dimisión, el presidente checo, Václav Klaus, nombró a Jiri Paroubek nuevo primer ministro. Paroubek, economista de 52 años, es el vicepresidente de los socialdemócratas y era ministro de Desarrollo Regional desde agosto de 2004. Analistas políticos checos apuntan que Paroubek se beneficia de una personalidad fuerte y que tiene fama de ambicioso y pragmático, aunque no esté reconocido por la población.

La Constitución checa prevé que cuando dimite el primer ministro, el Gobierno se disuelve automáticamente. Paroubek aún no ha nombrado a los nuevos ministros, aunque indicó que no habría muchos cambios. En principio, las principales carteras -Asuntos Exteriores, Finanzas, Economía, Defensa e Interior- no cambiarán.

Antes de ejercer oficialmente sus funciones, Paroubek tiene que obtener en un plazo de 30 días la confianza de la Cámara de los Diputados. El problema es que la coalición gobernante -formada por el CSSD, la KDU-CSL y la Unión por la Libertad- goza de una mayoría exigua, de 101 escaños sobre 200. En caso de fracaso, el presidente Klaus ya dijo que convocaría elecciones anticipadas.