Annan reconoce el fracaso de la ONU en la defensa de los derechos humanos

En su discurso ante el pleno de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, reunida en Ginebra, el secretario general, Kofi Annan, pidió ayer a sus miembros "una clara reforma de la maquinaria de Naciones Unidas respecto a los derechos humanos". "Hemos llegado a un punto en el que la decreciente credibilidad de la Comisión representa una sombra para la reputación de toda la organización".

En el undécimo aniversario del genocidio de Ruanda, Annan tuvo un recuerdo para "el fracaso colectivo en la protección de cientos de miles personas indefensas" y pidió una "resolución decisiva para que tal negación de la humanidad nunca pueda volver a ocurrir". Tampoco faltó mención de la actual catástrofe de Darfur, en Sudán, donde "más de dos millones de personas se encuentran desplazadas" y decenas de miles más han muerto entre "atroces sufrimientos". Para las víctimas de Ruanda o Darfur, "la respuesta de Naciones Unidas llegó demasiado tarde", reconoció.

Ante los 53 miembros de la Comisión de Derechos Humanos, con sede en Ginebra (entre los que se encuentran países como Rusia, Libia, Sudán o Zimbabue), Annan pidió que se apoye su plan para lograr una comisión más limpia, con más autoridad y mayores poderes. En su opinión, el nuevo consejo debería estar formado por los Estados implicados en la lucha por los derechos humanos. Dichos países deberían ser elegidos por los dos tercios de la Asamblea General en función de su compromiso con los más altos niveles de respeto a los derechos del hombre. Su propuesta consiste en que el Consejo de Derechos Humanos esté en igualdad con el Consejo de Seguridad o el Consejo Económico y Social (ECOSOC). El secretario general declaró que "la era de las declaraciones ha pasado y ahora es el momento de la aplicación de medidas concretas".

Este futuro consejo debería tener la capacidad "de llevar a cabo las tareas que se esperan de él" y debería poder reunirse en todo momento que fuera necesario en vez de las actuales seis semanas anuales. El mandato explícito de dicha comisión debería consistir en una evaluación del cumplimiento de todos los Estados miembros de sus responsabilidades en el campo de los derechos humanos.