Discurso mineral

¿Se puede hacer un gran vino de Cariñena? La pregunta no se refiere a la DO aragonesa, sino a la uva denostada y perseguida durante años, hasta casi desaparecer en su lugar de origen. Conocida como carignan en Francia, tiene una presencia notable en Languedoc-Rousillon, pero también en California, Suráfrica, Italia, Chile, Argentina y Túnez. Es una variedad difícil, que exige cultivos esmerados y bajísimas producciones para revelar la riqueza del terruño. Hace tiempo que la cuestión ha sido sentenciada por vinos como los soberbios Vall Llac y Cims de Porrera. Pero sigue abundando la mediocridad y, en el mejor de los casos, se utiliza para aportar acidez, sabor y potencia. Por eso se agradece que Sara Pérez y René Barbier hayan vuelto a contestar la eterna cuestión con este tinto singular, cuyo mayor atractivo estriba en la fuerte presencia del terruño y su profundo discurso mineral encerrado en un paladar suave y carnoso. Tiene esa dinámica tan difícil de conseguir: cuando el aroma afrutado comienza a descender, ascienden las notas de pizarra, cacao y especias para fundirse en el camino. Y dejar entonces que la flor oculta (violeta) se manifieste.