Sexo por dinero
De todo el comercio del sexo, la parte más débil, peor tratada, explotada y envilecida por los mercaderes legales es la prostituta. No endulzo su nombre: la puta, palabra que presenta todo lo descarnado del dolor al que se las somete. Desde niñas. En los países pobres; peor, en las clases pobres de los países ricos. La solución de Esperanza Aguirre y de Ana Botella -soportada, cómo no, por Ruiz- Gallardón, dada la relación sexual sacramentada que mantiene con el jefe del PP- es, como corresponde a la gran derecha española, punitiva y disfrazada de protectora. Ya saben ellas quiénes son los "protectores": una palabra muy conocida, y los gánsteres "protegían" a los comerciantes y les cobraban por ello: si no pagaban, les destruían sus comercios. Les protegían de ellos mismos. La manera madrileña es la de librarlas del cliente: o sea, de su dinero. Paga y no daña: el sexo, hora es ya de decirlo claramente, no hace daño. Puede transmitir enfermedades: cuando es enfermedad, está causada por la represión. La psiquiatría y la psicología acuden en ayuda de aquellos desequilibrados por las nociones variadas de pecado. Los soviéticos llevaban a psiquiátricos a los que disentían del régimen y, en realidad, tenían una razón absolutamente impura: si diferían se exponían a la persecución y a la marginación, por lo tanto... Aquí no sería malo que Botella, Aguirre y Gallardón tuvieran unas sesiones de terapia que les restaurase un sentido libertario del humano, fuera de las nociones del "mal". Eso no va a ser posible; ni creo que con Simancas o Zapatero. Desde luego, no con Bono: hacerle ministro de Defensa es exponernos a regresar a la batalla con el Gran Turco, con el muslime de Lepanto, y volver a mandar a la guerra a Cervantes.
Desbarro, perdón. De todas las formas de comercio con el sexo, a partir de la fórmula de que un hombre es más hombre cuantas más mujeres posea y una mujer es más decente cuantos menos hombres tenga es la peor: el dinero. Lo que necesita la prostitución es protección real contra las mafias, sanidad continua, ejercicio sin trabas, castigo al chulo y al hombre-hombre. ¡Se sabe! Pero que se sepa algo no quiere decir que se arregle. La sociedad valora más sus prejuicios.
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