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Interior aumentará hasta 21 los radares en las carreteras catalanas

El Gobierno catalán se plantea reducir de forma drástica los accidentes de circulación

El Departamento de Interior ha empezado a tomar medidas para reducir los accidentes. Las más urgentes son las que buscan frenar los excesos de velocidad. Para ello hay que combinar actuaciones disciplinarias con medidas de formación. Las primeras, explica Rafael Olmos, director del Servicio Catalán de Tráfico, son efectivas a corto plazo, aunque insuficientes a la larga. No obstante, los 512 muertos del pasado año hacen aconsejables medidas de choque, entre las que destacan la instalación de 16 nuevos radares en las carreteras catalanas.

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La coincidencia entre el Departamento de Interior, dirigido por Montserrat Tura, y los responsables del tráfico en la ciudad de Barcelona son muy amplias. Si hace unos días el concejal de Seguridad y Movilidad del Ayuntamiento, Jordi Hereu, anunciaba la instalación de radares en las principales vías de Barcelona, ahora es Tura quien se plantea ampliar el número de controles de velocidad en las carreteras de Cataluña. En estos momentos hay cinco radares en la red viaria catalana. A finales de año serán 21. Son las instalaciones fijas, a las que hay que añadir las móviles que viajan en un vehículo de los Mossos d'Esquadra.

La idea no es multar más. Al contrario. El programa que hay detrás de estas medidas se resume en una frase: "Queremos cero multas, pero sobre todo queremos cero accidentes", explica Olmos.

Actualmente se dispone de cinco puntos de control. Dos están situados en la zona sur de la carretera C-31; otro en la misma vía, pero al norte de Barcelona. Esta carretera, también conocida como autopista de Castelldefels, aunque técnicamente no reúne las características de autopista, es una de las preferidas por los aficionados a apretar el acelerador. En ella, los mossos han detectado abundantes infracciones del límite de velocidad. La C-32, una vía paralela a la anterior, también cuenta con un radar. El quinto se halla en la C-17, a la altura de Tagamanent.

Algunos internautas hacen circular estos días una lista de radares localizados en diversos puntos de las carreteras catalanas y también en las rondas de Barcelona. A Olmos no le preocupan estas listas, bastante imprecisas, porque en su opinión contribuyen también al objetivo de moderar la velocidad de los conductores. Cuantos más radares se diga que hay, más puntos quedarán pacificados. De hecho, el Servicio Catalán de Tráfico tiene el proyecto de marcar los puntos en los que se instalen los controles porque el objetivo, insiste, no es multar, sino lograr que disminuya la velocidad hasta límites que no supongan riesgo para las personas.

Rafael Olmos entregó ayer mismo al fiscal las denuncias contra dos conductores a quienes los mossos detectaron superando los 200 kilómetros de velocidad. La idea es que la fiscalía pida penas severas para estas personas, no con ánimo de venganza ni escarmiento, sino porque realmente han puesto en peligro la vida de otros ciudadanos.

Interior proyecta también incorporar a los pórticos de información luminosa variable un dato que ya se ofrece en otros países: la velocidad del conductor que pasa por debajo del arco, de forma que éste pueda reducirla si supera el máximo establecido por la ley.

Que la voluntad del departamento que dirige Montserrat Tura no es multar sino prevenir, ha quedado clara esta misma semana. La Declaración de Gelida, de la que Tura fue portavoz, ha decidido asumir la multa que los mossos impusieron a un conductor que expresó su protesta en el peaje de Mollet empleando el claxon. "Es lo que decidimos en su momento, que si alguien era multado por protestas, la declaración asumiría la multa". Y así lo ha hecho esta misma semana.

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