El Betis gana un partido sin historia ni apenas juego

"¿Qué haces?". "Nada, voy a currar. Una pesadez. Salgo sobre las once, a ver si nos vemos después y hacemos algo". Este diálogo ficticio resume la actitud que mostraron ayer los futbolistas que se enfrentaron en Heliópolis. Tanto los béticos como los del Celta. Era un partido de una importancia grande para ambos conjuntos, más cerca del fracaso que de el lugar que se les suponía, pero se jugó sin un gramo de pasión. Para el Betis, ésta no es necesariamente una mala noticia. El equipo funciona como un bloque y los trabajos se reparten con bastante lógica. En el primer minuto del partido pudo marcar. No lo hizo pero controló a un Celta estático en las posiciones tácticas que les había encomendado su nuevo entrenador, Antic.

El serbio no se podía ni imaginar que se lo iban a tomar tan a la tremenda y con tan poco aporte cerebral por su parte. No hubo penetración por las bandas. Especialmente nula la derecha. Antic les rogaba que tuvieran "más confianza con el balón". Mostovoi y Milosevic (que falló un gol, casi al final, de manera inexplicable) sólo aportaron trote cansino. Y Gustavo López, una internada.

El Betis hilvanó un par de jugadas, pero el juego de equipo se agradeció tras jornadas de abulia y malos resultados. Benjamín encarna esta nueva onda, aunque ayer no estuvo fino. Denilson lo intentó con honestidad, pero nadie recordará una jugada suya. El Betis fue mejor en un choque sin alma.