Maestro

El arte de José de la Tomasa, una maravilla. Una auténtica lección de cante jondo, raramente accesible ya a los sufridos oídos de los aficionados. José es de los pocos que aún entienden el cante como un acto de amor total, en que incluso las posibles imperfecciones formales carecen de valor.

Imperfecciones que no hubo en este recital. José de la Tomasa es cantaor seguro, profesional de cuerpo entero, que jamás tiene tropiezos de bulto. Si además se encuentra con ganas de cantar, entonces puede llevarnos en volandas a la gloria, aunque se halle ligeramente tocado de voz, como ocurrió el martes por la noche. Cuando un cantaor de verdad quiere cantar de verdad, lo hace aunque le cueste la vida.

No tuvo que jugarse tanto José de la Tomasa en San Sebastián de los Reyes. Acompañado por un toque exquisito de Jerónimo -era la primera vez que trabajaban juntos, pero se entendieron a la perfección-, cantó a gusto y pudo explayarse en una serie de estilos que acreditaron su extenso conocimiento de lo jondo. En casi todos ellos pudo, además, dejar testimonio de un auténtico magisterio: en los cantes de Levante, por soleares, por siguiriyas, por bulerías, incluso por fandangos.

Cante herido, cante que hiere. José de la Tomasa sabe como nadie dar el matiz justo, el que puede definir la grandeza o la dulzura de un tema, emocionando siempre. Lograr eso sólo está al alcance de unos pocos privilegiados.