Bam

El más certero análisis sobre qué ha ocurrido en Irán desde la revolución islámica de 1979 lo acaba de realizar la naturaleza en Bam con sus seísmos y réplicas. Un cuarto de siglo después de que los fanáticos chiíes cortaran de cuajo los excesos y delirios del sha Reza Palhevi, Bam sigue viviendo entre adobes y polvo como en el siglo IX, cuando el duodécimo imam, El Esperado, entró en una gruta y desapareció para alimentar mil años después la leyenda de Rudollah Jomeini. Tampoco Jomeini, de quien Ryszard Kapuscinski refirió la paradoja de que no existan fotografías suyas de joven para afianzar la ilusión del vínculo sobrenatural que suponía su regreso, cumplió el cometido que esperaba el pueblo iraní tras haber derribado al sha. Ni siquiera lo ha conseguido el rostro más moderado de la república islámica, Mohamed Jatamí. Los grandes depósitos de petróleo y gas natural de la zona del Juzistán, que sitúan a Irán entre los mayores productores del mundo, con unos 1.400 millones de barriles anuales y 45.400 millones de metros cúbicos respectivamente, no han servido para hacer más habitable y humana la antigua Persia. El sha con las posibilidades económicas de estos recursos quiso hacer de Irán una potencia tecnológica mundial para salir en las portadas de las revistas. Compró toneladas de sofisticada maquinaria en el extranjero sin disponer no ya de mano de obra indígena apropiada para manipularla, sino sin tener puertos donde descargarla ni vehículos para transportarla. La Revolución Blanca del sha inspirada por Kennedy para evitarse el destino de Fulgencio Batista, sólo fue productiva en odio hacia el progreso. Con la oposición democrática eliminada (borrado por la CIA el recuerdo de las nacionalizaciones del doctor Mossadegh) y los estragos de la temible Savak y las corruptas élites, el sha entregó Irán en bandeja a los ayatollahs. Ahora éstos imitan al sha desarrollando costosísimos programas nucleares, mientras son incapaces de reaccionar ante una catástrofe previsible por reiterada y los iraníes tienen aún por resolver los principales problemas básicos (la tuberculosis, la viruela, el tracoma, la vivienda digna, la nutrición...). Antes fue el sha, pero ahora ¿quién se lleva el dinero?
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Sobre la firma

Archivado En
Últimas noticias
Detenido un implicado en el homicidio de Carlos Manzo que participó en el chat donde se planeó
El Gobierno de Gustavo Petro incrementa más de un 23% el salario mínimo en Colombia: queda en dos millones de pesos
El Cartel Jalisco secuestra empresarios y clona coches militares en su último golpe en Chiapas
2025 deja un destructivo rastro de olas de calor, lluvias extremas y fuegos cebados por el cambio climático
Lo más visto
- La Audiencia Nacional avala la decisión de Robles de retirar el nombre de Franco a una bandera de la Legión
- Trump anuncia la destrucción de una instalación de producción de drogas en Venezuela
- Rusia amenaza con romper las negociaciones tras acusar a Ucrania de atacar una residencia de Putin
- La larga sombra del hijo único: China paga con una crisis demográfica su mayor experimento social
- Alain Aspect, Nobel de Física: “Einstein era tan inteligente que habría tenido que reconocer el entrelazamiento cuántico”




























































