Al consejero Vallejo

Señor consejero: ¿Para qué tenemos una Ley de Salud en Andalucía? ¿Para qué queremos normas como la aplicación del plazo de respuesta quirúrgica? ¿Para qué el derecho a la segunda opinión médica? ¿Para qué sirve el Plan de Calidad de su Consejería? ¿Le suena a usted aquello de la "continuidad asistencial"? ¿Sabe usted lo que es la "dignidad humana"?...

Soy profesional sanitario, por lo que conozco el sistema sanitario y su funcionamiento. Hace 14 días ingresó un familiar directo en el hospital San Juan de la Cruz de Úbeda (Jaén), por Urgencias y con un diagnóstico (ecográfico) de "pancreatitis aguda por coledocolitiasis" (cálculos en colédoco y vesícula), que no cede con tratamiento médico. Es ingresado el paciente en la unidad de cirugía y se programa la intervención quirúrgica para el día 18 de noviembre.

Cuál es nuestra sorpresa cuando, el día anterior a la intervención, el cirujano que la iba a intervenir manifiesta que se suspendía la intervención porque el equipo de rayos X del quirófano estaba estropeado.

Al ser profesional sanitario, me pongo a investigar en la unidad de quirófano y resulta que esto no es cierto. Los aparatos funcionan correctamente. A la mañana siguiente, solicito una entrevista con la directora gerente del hospital, María de los Ángeles Prieto. Le explico la situación y, extrañamente para mí, esta señora me lo desmiente todo, poniéndose de parte de su director médico, Tomás Urda, que, en mi opinión, es el máximo responsable de esta situación.

Señor consejero: ¿por qué no intenta enterarse de estos incidentes? Y, ¿por qué se permite a "gestores" como estos que "atropellen" los derechos del enfermo?, cuando hacen primar decisiones arbitrarias del cargo político de turno por encima del criterio del profesional que atiende al paciente.

Cese a quien no tiene ética profesional y estando desinformado juega con la salud de los ciudadanos, como respuesta a un probable enfrentamiento entre personal y la dirección médica del hospital.

¿Con estas actitudes, Andalucía es Imparable? Quizá sí, en despropósitos, ineptitudes, ineficacia e ineficiencia.