Eva, sobre la hierba

La bailaora Eva Garrido, Hierbabuena, de 33 años, lloró de rabia después de que se suspendiera el espectáculo que iba a protagonizar en Pedraza (Segovia), a la luz de miles de velas, debido a una tormenta. Aparte de que tenía mucha ilusión por actuar envuelta en un ambiente medieval, esta artista granadina contaba con una espectadora de excepción, la coreógrafa alemana Pina Bausch, una de las figuras más emblemáticas de la danza moderna contemporánea. Para intentar paliar la desolación, la presidenta de la fundación organizadora de los conciertos, Sabine Deroulede, invitó a la compañía de baile flamenco a tomar una copa en su casa, junto a su esposo, Francisco Muñoz, un arquitecto de interiores que ha participado en la decoración del área privada del nuevo inmueble del príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, y amigo del desaparecido escultor vasco Eduardo Chillida, de quien conserva algunas de sus primeras piezas. Inmediatamente se fueron animando los pies de los artistas y, sin tablado, descalzos, sobre la hierba, fueron desfilando de manera espontánea por aquello de quitarse la espina, incluida Eva, que aún conservaba el maquillaje de salir al escenario, aunque vestida de calle, con un traje de lino color pistacho, ya en la madrugada de ayer, domingo. Haciendo corrillo, siempre a la luz de las velas, se encontraban desde artistas y vecinos a políticos, como la consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León, Silvia Clemente.