Desmiente, luego confirma

Florentino Pérez lo negó una y mil veces. En persona o a través de terceros. Con ironía unas veces: "Es un gran jugador, pero tampoco vamos a tener todos los cromos que hay en el mercado", comentó en la Cope cuando en febrero empezó a hablar sobre las intenciones del Madrid respecto al futbolista inglés. Y con solemnidad y hasta un punto de indignación otras: "Se han producido rumores infundados, pero a nadie en el Madrid se le ha pasado por la imaginación que Beckham pueda jugar con nosotros el próximo curso. No sólo es una falta de respeto al Manchester United, sino a los propios jugadores del Madrid". Ya corría marzo.

Un mes después, a través de un comunicado oficial con cinco puntos, el Madrid insistía: "1. Que no ha existido contacto alguno entre los clubes. 2. Que tampoco con Beckham. 3. Que no tiene intención de negociar". Y el propio Pérez, en un inglés perfecto, se mostraba rotundo al asegurar en una radio inglesa que Beckham nunca iría al Madrid: "Never".

El caso es que nadie creyó a Florentino Pérez. Porque hace tiempo que, lejos de tomarse en cuenta, cada uno de sus desmentidos se miran como una señal inequívoca de confirmación. Desde que Florentino Pérez aterrizó en la presidencia así ha sido. Negó a Figo, luego lo tenía fichado; negó a Zidane, así que ya era suyo; negó a Ronaldo, o sea, que jugaría en el Madrid, y también, claro, negó a Beckham, quien, como estaba cantado desde el primer desmentido, también vestirá de blanco. Palabra de Pérez.