En España se fotocopian cada año 3.493 millones de páginas protegidas por derechos de autor

La voz de Juan Mollá, presidente del Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO), tronó ayer en la Feria del Libro: la reprografía ilegal ha disminuido en un 27,4%, sobre todo en lo que se refiere a periódicos y revistas. Pero, atención, en España se fotocopian cada año 3.493 millones de páginas de obras protegidas por el derecho de autor, lo que equivale a 17,5 millones de libros y representa 210 millones de euros en libros no vendidos. "No existe conciencia de que sea un delito", afirmó. "Lamentablemente, el progreso de la técnica avanza más rápido que el progreso moral y cívico". Mollá denunció la piratería de libros, una lacra que sufre especialmente Latinoamérica. "El último libro de Vargas Llosa, El Paraíso en la otra

esquina, ya se había pirateado masivamente en Perú antes de su publicación, y de las memorias de García Márquez, Vivir para

contarla, se distribuyeron en Estados Unidos 400.000 copias ilegales". Almudena Grandes aportó otro ejemplo: "Yo tengo una copia pirata de Historia de un

deicidio, de Vargas Llosa, del año 2000, editado supuestamente por Barral Editores, una editorial que desapareció hace muchos años".

Magdalena Vinent, de CEDRO, afirmó que las fotocopias ilegales impiden a los autores vivir de su trabajo. En un debate moderado por Vinent, Grandes dijo que "en España existe la convicción de que los escritores se alimentan de su propia gloria". Según Grandes, "no hay que quemar las fotocopiadoras, porque son un elemento de difusión cultural. Se trata de que se respete el canon de derechos de autor y de que se cumpla la ley".

José María Merino propuso que se implante una "libro tasa", que redunde en beneficio del fomento de la lectura y de las bibliotecas. Ambos autores criticaron que los derechos de autor prescriban a los 80 años de la muerte del escritor, cuando los banqueros o los propietarios "pueden legar su dinero o sus castillos sin trabas a los nietos de sus tataranietos".