Riotinto, la nostalgia de la mina

Para Juan Cobos Wilkins, escritor de Riotinto (Huelva), el cielo del pueblo siempre está incendiado por el color rojizo de la piedra caliza de la mina. "Es un lugar que he mitificado. Lo he convertido en un espacio de ensueño y de insomnio", afirma Cobos Wilkins, quien añade: "Cuando una zona se encuentra deprimida económicamente se torna triste y sus gentes se convierten en personas tristes también. Tengo últimamente la sensación de visitar un pueblo fantasma". Riotinto debe experimentar una produnda transformación, según este escritor: "Me gustaría ver un pueblo floreciente, como el que conocí en mi infancia".

Entra el verano en Riotinto, gobernado pore el PSOE, y muchas familias mineras se sentarán por fin en la terraza de sus casas de corte inglés con la serenidad de que en las despensas habrá algo más que disgustos y estrechez. El pasado miércoles, los 550 trabajadores de la empresa minera de la localidad, MRT, conocieron el compromiso de la Administración central de aplicar el plan de prejubilaciones al que se acogerán unos 800 mineros de Huelva. Hasta llegar ahí, ha pasado un duro año de reivindicaciones, movilizaciones y desvelos. En este tiempo, la crisis ha obligado a decenas de vecinos a emigrar.

Un foco de esperanza es el proyecto turístico de parque minero de la Fundación Riotinto, que dirige José María Mantecón. El turismo es uno de los sectores por donde se puede encauzar el futuro. "El turismo es una de las puertas por las que debe entrar la diversificación económica de este pueblo", señala Mantecón. "Riotinto tiene un pasado glorioso, pero necesita ojos que miren hacia adelante. Y esos tienen que ser los ojos de los jóvenes. Este pueblo no se puede cerrar, hay que buscar soluciones", afirma. A través de ese proyecto, la Fundación recupera todo el patrimonio minero: los malacates, los trenes y la maquinaria, por ejemplo.

Gabriela de la Fuente, alcaldesa del PSOE entre 1983 y 1987, se lamenta de que este año la corporación pierda dos de los 13 concejales por la pérdida de habitantes. "El problema de la mina ha llevado a situaciones agónicas a muchas familias, en parte, provocadas por la lentitud del Gobierno central a la hora de aplicar las soluciones. Ahora parece que ha despejado la duda sobre el futuro. Ya era hora", dice De la Fuente.

En cualquier caso, en la Cuenca Minera el aire se ha tornado espeso y reina una aparente serenidad. Demasiado tiempo para pensar. "La situación que atraviesa Riotinto es terrible. La gente tiene un hondo sentimiento de tristeza, pero el pueblo va a salir adelante. La gente aquí es muy luchadora. Tengo la esperanza de que Riotinto, como lo ha hecho en otras ocasiones, remonte. Pronto van a salir del letargo en el que están sumidos y van a surgir proyectos. Algo va a renacer allí", afirma De la Fuente.